Mientras el PP aguanta el embiste del castigo de los emigrados, Podemos gana en votos y el PSOE, tradicional triunfador entre el colectivo, cae hasta casi ser superado por Ciudadanos. La realidad electoral desde el exterior tiene un dibujo distinto al de los resultados sobre sueño español. Podemos gana entre los emigrados con un 27% de los votos válidos en la primera incursión del partido morado en unas generales. Pero el PP le sigue con un 23,7% de los votos y unos 3.000 sufragios menos: los conservadores salvan los muebles al lograr un considerable apoyo en el exterior.
Es un colectivo del que se esperaba un fuerte castigo por los recortes y subida del desempleo que durante la crisis obligaron a miles de españoles a buscarse la vida fuera del país. No obstante, el PP ha caído desde el 37% de los votos conseguidos en 2011 desde el extranjero.
Pero el gran perdedor es Pedro Sánchez, que cae hasta el 16,8% de los votos, con 14.885 apoyos. El PSOE era el tradicional vencedor entre los españoles residentes en el extranjero: en 2008 logró superar la línea de la mitad del electorado, alcanzando el 57% de los sufragios, y en las pasadas generales se quedó con el 38%. El desplome de 2015 le deja a solo 420 papeletas de distancia de Ciudadanos, mientras en España más de 9 puntos y 50 escaños separan a ambos partidos.
Pírrica participación exterior
Pero si alguien ha ganado las elecciones desde fuera de España es la abstención: solo han participado 88.900 votantes de los cerca de 1,9 millones de personas censadas en el exterior. Supone una participación simbólica del 4,7% del total.
De todos los inscritos, solo unas 150.000 personas iniciaron los trámites para participar, por lo que un 40% ellos no lo han hecho pese a expresar su intención de votar en las generales. El dato de participación de 2015 ha sido similar al de 2011, cuando votaron menos del 5% del censo exterior. Sin embargo, antes de la reforma electoral que modificó los trámites e introdujo el polémico voto rogado, cerca del 32% de los españoles en el extranjero votó en las generales de 2008.
En aquel año, el de la segunda victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, se recibieron más de 382.000 votos desde el exterior, cuatro veces más que en 2015, y en un año en el que había medio millón menos de españoles emigrados.
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