Salvados por el ‘contrasplit’. Bien podría ser éste el lema que uniera a los tenedores de participaciones preferentes de Bankia, más allá de las proclamas que con frecuencia profieren contra la nacionalizada. De no haber sido por la abultada agrupación de acciones que la entidad llevó a cabo hace un mes, su cotización estaría ya estrangulada en el céntimo por acción, dificultando su más que probable paso por caja.
Los dueños de preferentes de las antiguas cajas de ahorros que ahora integran Bankia están, según los expertos, dispuestos en la mayoría de casos a dar orden de venta a cualquier precio por sus acciones de canje con tal de obtener liquidez lo antes posible y abandonar cualquier relación inversora con la maltrecha entidad. Algo que, de no haberse producido la agrupación de acciones a razón 100 antiguas por una de las actuales, hubiera sido una tarea más que difícil a juzgar por los precios que ya muestra la gráfica del banco, antes incluso de la irrupción vendedora de estos inversores.
El pasado viernes, las acciones del ‘contrasplit’ de Bankia cerraron sesión a 0,65 euros por acción. En otras palabras, a unos teóricos 0,0065 euros para las acciones que hace dos veranos debutaron en Madrid a 3,75 euros cada una. La cota empeora los pronósticos más agoreros de los expertos más cautos con la entidad, que la veían como muy abajo en el entorno de los 0,70 euros y, sin embargo, supone una tabla de salvación para los preferentistas. Y es que, aunque las pérdidas sobre la inversión inicial puedan ser mayores que en el céntimo por acción sin ‘contrasplit’, la facilidad para casar órdenes de compra y venta hubiera sido mucho menor. Al punto que varios gestores destacan que la negociación de la entidad hubiera quedado reducida únicamente a las subastas de cierre de cada jornada, como ya ocurre en Banco de Valencia desde hace meses.
Precisamente, el antecedente marcado por el centenario banco levantino fue lo que decidió a los gestores del estatal Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) a imponer la fusión de acciones en la criatura de Rodrigo Rato. La avalancha vendedora de los preferentistas del valenciano tan pronto recibieron las nuevas acciones de la entidad en canje por sus antiguos papeles de deuda la ha condenado a una presencia ‘zombi’ en la Bolsa española hasta que sea absorbido por CaixaBank. Sin embargo, dado que no existen planes -al menos a medio plazo- de que Bankia sea integrada en ninguna otra entidad, convenía mantener a flote su cotización y, en consecuencia, la fluidez de operaciones sobre la entidad.
Tanto es así, apuntan algunos gestores de carteras, que sin esa intención se ha hecho la cama a los especuladores que con asiduidad gobiernan la negociación bursátil de la nacionalizada. En este sentido, su propio presidente José Ignacio Goirigolzarri ha llegado a achacar a inversores institucionales de perfil especulativo el fuerte desplome del 84% que esta última semana ha sufrido la entidad. Especialmente en las jornadas del jueves y el viernes, en las que se sospecha que muchos vendieron las acciones del canje de preferentes antes de recibirlas valiéndose de que las operaciones en Bolsa española no se liquidan hasta tres días después de su celebración.
Si este movimiento hubiera tenido lugar sin el ‘contrasplit’ de por medio, la cotización ya estaría hundida al precio mínimo admisible en el parqué madrileño y los perjuicios para los preferentiestas minoritarios hubieran sido mayores. Los institucionales más agresivos se valieron, parece ser e investiga ya la Comisión Nacional del Mercado de Valores, de contar con margen suficiente hasta el próximo martes 28 de mayo en que ya todos los preferentistas, también los particulares ávidos de liquidez, recibirán sus acciones para no ser pillados en descubierto o desnudos. Así se denomina en jerga bursátil a la práctica de vender un activo que todavía no se tiene.
Ahora, algunas asociaciones de inversores reclaman que la entrega de las acciones del canje se retrase algún día para que los oportunistas y apresurados vendedores tengan que salir de compras para evitar ser pillados en una práctica ilegal en el mercado español. Así, defienden, se conseguiría una posición más justa para los minoritarios -muchos de ellos con escasa formación financiera- y además la depreciada gráfica de Bankia que ya cede un 99,8% desde su estreno remontaría alguna que otra posición para menor pérdida de los que finalmente, y en su debido tiempo, decidan pasar por caja.
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