Cartel de se alquila
Además de tener que dedicar casi todo el sueldo (más del 90%) para pagar el alquiler en solitario de una vivienda, aquellos jóvenes que apuestan por una habitación en un piso compartido tampoco lo tienen mucho mejor. En este segundo caso, deben destinar más del 35% de sus ingresos.
Según el estudio del CJE, en la segunda mitad del año pasado la tasa de emancipación se situó en el 15,2%, el peor dato para un segundo semestre desde que existen registros. Esto equivale a 102.203 personas jóvenes menos viviendo fuera del hogar familiar que un año antes.
De esta manera, la tasa de emancipación es casi 11 puntos porcentuales inferior al máximo registrado “antes de la Gran Recesión de 2008”, y cerca de 3,5 puntos por debajo del nivel prepandemia de la Covid-19.
“Esta bajada en la tasa de emancipación se produjo a pesar de una mejora general de los indicadores laborales”, apunta. Tal y como detalla el informe, el salario mediano de la juventud asalariada creció un 11% interanual, situándose en 14.046,52 euros anuales, mientras que la tasa de paro descendió hasta el 19,1%, su mínimo en un segundo semestre desde “antes de la Gran Recesión”.
Esto no fue suficiente, asegura el CJE, “para facilitar la emancipación, debido a las dificultades persistentes -y cada vez más intensas- en el acceso a la vivienda”. A finales de 2024, alquilar una vivienda libre costaba de media 1.080 euros mensuales, “el precio más alto desde que existen registros”. Esto se traduce en un esfuerzo del 92,3% del sueldo de una persona joven asalariada, “una cifra que pone de manifiesto las dificultades para emanciparse en solitario”.
“Incluso a nivel de hogar”, continúa, “el esfuerzo requerido (46,8%) superaba significativamente el umbral del 30% recomendado por organismos internacionales”. Asimismo, el alquiler de una habitación, con un precio mediano de 380 euros, también sobrepasaba ese umbral.
Respecto al precio medio de compraventa de una vivienda, alcanzó los 197.210 euros, lo que suponía que una persona joven debía dedicar íntegramente su salario durante 14 años para poder acceder a una propiedad.
En este contexto, el régimen de tenencia más común entre la juventud emancipada seguía siendo el alquiler (57,9%). El modelo de emancipación individual también se reduce: solo el 19,7% de las personas jóvenes emancipadas vivía sola, y aumentó el porcentaje que compartía piso, hasta el 29,3%.
Para hacer frente solo al pago de la entrada, estimada en unos 59.000 euros, una persona joven asalariada tendría que destinar íntegramente su salario durante cuatro años, expone el estudio del CJE.
La disminución de la tasa de emancipación juvenil presenta una “notable heterogeneidad” según la comunidad autónoma de residencia. Mientras que en el conjunto del Estado la caída fue de 1,86 puntos porcentuales, las Islas Canarias y Cataluña registraron los descensos más acusados: 4,6 y 3,8 puntos porcentuales, respectivamente, en comparación con el año anterior.
Por el contrario, solo Galicia y Cantabria experimentaron un ligero aumento de la tasa de emancipación, en torno a 0,5 puntos porcentuales.
A finales de 2024, la Comunidad de Madrid presentaba la tasa de emancipación juvenil más alta (17,9%), seguida de Cataluña (17,6%), ambas por encima de la media estatal. En el extremo opuesto, Castilla-La Mancha (10,6%) y Andalucía (12%) registraban las cifras más bajas.
Las diferencias territoriales también se reflejan en los ingresos de la población joven. Mientras que en la Comunidad de Madrid el salario mediano neto para una persona joven alcanzaba los 17.563 euros anuales, en Canarias se situaba en 11.793 euros, lo que evidencia una brecha significativa en función del lugar de residencia.
“A pesar del aumento real del 6,3% en los salarios de las personas jóvenes, solo el 26,4% de quienes estaban ocupadas vivían fuera del hogar familiar”, avisa el informe. Es decir, casi tres de cada cuatro jóvenes con empleo no estaban emancipadas.
El 26,7% de las personas jóvenes empleadas trabajaba a tiempo parcial, lo que supone un ligero incremento de 0,26 puntos porcentuales respecto al año anterior.
El Consejo de la Juventud de España también pone el acento en que la imagen de una juventud pasiva, que ni estudia ni trabaja, “es sencillamente falsa”. Menos del 3% de las personas jóvenes están en esa situación, frente a un 35,5% que compaginan trabajo y estudios. “Un porcentaje que no deja de crecer, porque estudiar fuera del hogar familiar se ha vuelto, directamente, un privilegio”.
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