El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando.
Han pasado 48 horas desde que Mariano Rajoy dejó de ser presidente del Gobierno. En ese tiempo, y en el que vendrá, el Partido Popular seguirá siendo la fuerza más votada del Congreso de los Diputados. Sin embargo, esa superioridad numérica ya no supondrá ningún poder. Una realidad, como la de que 180 diputados se unieran para echar a Rajoy, que vaticina ‘nubarrones’ en el horizonte del PP.
Renovación inmediata en la cúpula del partido o mantener a Mariano Rajoy. Los miles de militantes y cargos que tiene repartidos por España el Partido Popular debaten ahora cuál es la mejor decisión para minimizar daños y asentar el proyecto del futuro. La moción de censura de Pedro Sánchez ha provocado una herida profunda en el PP y es el momento de sanarla.
Muchos consideran que apostar en estos momentos por la continuidad de Mariano Rajoy es la mejor opción para evitar la ‘guerra civil interna’. Una lucha de familias que abriría en canal al partido y que insuflaría aire a un rival, Ciudadanos, que ha quedado desdibujado en la moción de censura y que ya no podrá presionar al PP.
Esta opción plantea que el expresidente sea el encargado de liderar el partido hasta, mínimo, las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019. Una vez pase esa jornada electoral, los proclives a esta idea consideran que Rajoy debería iniciar la reconstrucción facilitando un relevo tranquilo y apadrinando a su sucesor (¿Alberto Núñez Feijoo?) o sucesora (María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría?).
Lo que sí parece un quórum entre los populares es que Mariano Rajoy está amortizado y no debe ser el candidato del PP para las próximas elecciones generales. Su debilidad parlamentaria y las sentencias judiciales que implican al partido con casos de corrupción – seguirán durante los próximos años – debilitan su figura de cara a recuperar la Presidencia del Gobierno.
El martes de esta semana, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular se reunirá para analizar la situación. Los barones acudirán al encuentro sin una posición común, más que la de apoyar públicamente al expresidente del Gobierno. El que piense que es momento de reconstruir el partido, se lo guardará para sí, previsiblemente.
Esa circunstancia no es óbice de que durante los próximos meses las familias del partido estarán ojo avizor con sus ‘rivales’ internos. De hecho, el pasado jueves, se pudo ver un anticipo en el Congreso de los Diputados. Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal citaron simultáneamente – y a escasos metros de distancia – a la prensa.
La unidad dentro los partidos tiende a asentarse cuando éstos están el poder o alcanzan las expectativas electorales (con la genuina excepción de Podemos). El Partido Popular no es inmune a ello. Está por ver si Mariano Rajoy tampoco.
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