Banderas de la Unión Europea
Las plataformas inscritas en el registro de grupos de presión de la UE invirtieron en solo un año 1.700 millones de euros en sus labores de cabildeo a las instituciones comunitarias. Es una cifra récord, según Politico.eu a partir de los datos del registro oficial para el ejercicio de 2016. Además, la investigación de este medio revela que hasta el 95% de esa cifra total proviene de países que se integraron en la Unión antes de 2004.
El dato cobra mayor relevancia en un contexto en el que muchos países del centro y el este del continente recriminan a la UE un sesgo pro occidental en la toma de decisiones, elaboración de leyes o reparto de beneficios.
Para muestra, el reparto de agencias salientes de Reino Unido ante la consumación del Brexit, como la Agencia Europea del Medicamento o distintas agencias bancarias que abandonan Londres (además de empresas y ONGs), que deciden mudarse mayoritariamente a capitales de antiguos socios europeos, con más poder de presión ante Bruselas.
Según los datos que deben consignar ante el registro los grupos de presión anualmente para acceder a contactos institucionales de alto nivel, los lobbies domiciliados en Bélgica son obviamente los que encabezan la lista de gasto: invirtieron 427 millones de euros en el cabildeo con las instituciones que tienen su capital en Bruselas. Les siguen los lobbies alemanes, que invirtieron 181 millones de euros en 2016 para su labor de influir en la toma de decisiones comunitaria.
Por detrás, los lobbies británicos con 154 millones y los franceses con 106. Según el registro, los grupos de presión españoles gastaron 63 millones de euros en influir sobre Bruselas.
Al otro lado, Polonia, con la sexta mayor población de la UE, invirtió en sus cabilderos menos que socios como Austria, Dinamarca o Portugal. Tal como evidencian los datos de Politico.eu, incluso sacando de la ecuación a la inversión de suelo belga, la disparidad sigue siento altísima y el 93% sigue proviniendo de la vieja Europa frente al 7% de los estados periféricos.
“Las probabilidades no están a nuestro favor», lamentó al medio europeo Jan Němec, portavoz de una asociación comercial con sede en Bruselas que representa a las asociaciones de transporte checas y eslovacas. “La visión occidental prevalece en el Parlamento: ellos saben cómo ejercer presión, tienen recursos y más experiencia”, añade.
El número de entidades de cabildeo en el registro se ha multiplicado por 35 desde que se creó en 2012, con grandes aumentos en los últimos años. Ese crecimiento no se debe al carácter del registro, puesto que no es obligatorio para cualquier plataforma de presión, pero sí es necesario inscribirse para poder contactar con funcionarios de alto nivel.
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