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Las urnas dictan sentencia en unos comicios que prometen la participación más alta de la historia

La mayor participación de la historia en unas elecciones democráticas en España se produjo en 1982, cuando el 79,97% de los electores votaron en unos comicios que encumbraron a Felipe González. Han pasado 35 años desde aquella jornada hasta este 21 de diciembre. Un 21-D que prevé descifrar la encrucijada catalana y romper, de paso, la barrera del 80% de participación. Una votación masiva que legitimará como nunca el resultado de unos comicios.

La altísima participación electoral que prevén las encuestas, sin embargo, no aclara el futuro que le espera a Cataluña para los próximos años, si es que no es necesario antes la repetición de elecciones. Los cálculos de las empresas encargadas de realizar encuestas reflejan que los partidos independentistas podrían perder la mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña por cuestión de uno o dos escaños.

De todos modos, las últimas encuestas de la ‘frutería’ andorrana sí que hablan de que ERC, Junts per Catalunya y la CUP revalidarían la mayoría en el hemiciclo autonómico. Ese resultado diluiría el presumible éxito de Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos, que está en posición de devorar al PP y erigirse (otra vez) como la líder de la segunda formación más votada de Cataluña.

La jornada electoral de hoy se presenta, con alto grado de optimismo, como una herramienta de desbloqueo desde donde partir hacia una legislatura con menos días históricos, menos maratones televisados, y más centrado en los aspectos sociales. Eso es, al menos, lo que prometen casi todas las fuerzas.

Los principales interesados de la ruptura de bloques, el PSC y Catalunya En Comú Podem, aspiran a obtener mejor resultado del que prevén las encuestas. Una de las claves a la hora de interpretar los resultados oficiales será sumar los escaños de estas dos formaciones con los de ERC. Si entre los tres llegan a los 68 escaños, un nuevo ‘tripartito’ podría ser la solución.

Sea cual sea el resultado, lo que no dejará atrás este 21-D será el recuerdo de una campaña electoral – de varios meses – atípica donde la cabeza de lista del partido presumiblemente más votado (ERC), Oriol Junqueras, sigue en la cárcel y el expresident y candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, huido en Bélgica.

En realidad, nadie es capaz de diferenciar la campaña electoral de lo que ha sucedido en los meses – incluso años – previos. Las pocas características tangibles de estas últimas semanas ha sido que Ciudadanos ha sido el partido que más dinero ha gastado (2,1 millones) en la campaña electoral, mientras la CUP y ‘los comunes’ los que menos, ambos rondando los 500.000 euros.

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Las urnas dictan sentencia en unos comicios que prometen la participación más alta de la historia

Ander Cortázar

Periodista

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