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La subida desbocada de la inflación pilla al BCE sin herramientas para frenarla

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos

A la espera de que este viernes Eurostat publique los datos de inflación de marzo de la eurozona, las cifras de España o Alemania ya han encendido todas las alertas: mientras que en España el IPC se disparó hasta el 9,8% -una tasa no vista desde mayo de 1985-, en Alemania fue del 7,3%, la más elevada desde la reunificación a principios de los 90.

Unas cifras que hacen que todas las miradas se dirijan al Banco Central Europeo (BCE), pero los expertos avisan de que es poco lo que la institución que preside Christine Lagarde puede hacer en esta situación.

“Mientras que el crecimiento está a punto de probar los territorios de la recesión, al menos en la primera mitad del año, la inflación general será mucho más alta durante más tiempo”, explica Carsten Brzeski, analista de ING. “En este entorno macroeconómico, el enfoque del BCE parece haberse desplazado hacia la inflación y ya no hacia el crecimiento. Sin embargo, al igual que el BCE no podía hacer nada para que los contenedores asiáticos lleguen más rápido y más barato a Europa o para que se incremente la producción de microchips en Taiwán, es muy poco lo que el BCE puede hacer para detener la guerra o para que bajen los precios de la energía”.

“Nos encontramos con una situación muy específica, en la que la inflación está impulsada sobre todo por impactos por el lado de la oferta, junto con una desaceleración del crecimiento económico”, coinciden Jakob Suwalski y Giulia Branz, analistas de Scope Ratings. En otras palabras, “las subidas de tipos por parte del BCE en la situación actual no podrían abordar directamente los efectos inflacionistas relacionados con las subidas de los precios de la energía”.

Scope Ratings espera que el BCE actúe con flexibilidad, en línea con sus mensajes recientes, “dando pasos hacia la normalización de la política monetaria a través de una reducción gradual de las compras de activos, adaptándose al mismo tiempo a la evolución de las circunstancias económicas”.

El BCE “querrá centrarse en las expectativas de inflación”, coincide Brzeski y, “mientras éstas se mantengan bastante ancladas, sólo esperamos el fin de las llamadas medidas no convencionales en los próximos 12 meses, es decir, el fin de las compras netas de activos y el fin de los tipos de depósito negativos”.

“Se necesitaría un final claro de la guerra, el levantamiento de las sanciones y un aumento del estímulo fiscal para que el BCE iniciara un ciclo de endurecimiento más genuino”, concluye el analista de ING.

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