Imagen del coordinador de IU, Antonio Maíllo, su homóloga en Sumar, Lara Hernández, y los diputados Alberto Ibáñez (Compromís), Gerardo Pisarello (Comunes), Mikel Otero (Bildu) y Tesh Sidi (Más Madrid) durante un debate en las fiestas del PCE. - IU
La cita se enmarca en la Fiesta del PCE de este fin de semana en Rivas, con un programa cargado de debates y cultura crítica. En este contexto, el espacio progresista discutió cómo traducir el discurso antifascista en alianzas eficaces, capacidad de movilización y respuesta a los malestares sociales sin dispersión del voto.
Desde IU se defendió que no habrá frente amplio sólido sin arraigo territorial y poder local que sostenga políticas y discurso. La llamada a librar una batalla cultural constante —que recupere marcos, memoria y participación— busca consolidar un bloque progresista con músculo social más allá del ciclo electoral.
La unidad con pies en el territorio es condición para que la convergencia no sea solo un eslogan
Compromís, integrado en Sumar en el Congreso, abogó por una unidad electoral que evite la multiplicación de papeletas a la izquierda del PSOE. La consigna: presentar un proyecto común que no llegue “al final” y que comprometa a las organizaciones antes de que empiece el baile de listas.
Una sola papeleta a la izquierda maximiza escaños y minimiza el coste de la fragmentación
Desde Más Madrid se puso el foco en superar los hiperliderazgos alimentados por redes sociales y apostar por liderazgos compartidos, presencia capilar en barrios y sectores y una agenda en ofensiva, no meramente reactiva. Organización de base y trabajo cotidiano frente a la comunicación de efecto y corto alcance.
EH Bildu subrayó que la ultraderecha capitaliza el malestar prometiendo una seguridad total que no cumple; la respuesta pasa por acuerdos programáticos claros y coherencia en la ejecución. Desde los Comuns, la receta es frenteamplismo: unidad de acción, programática y, cuando toque, electoral, sin renunciar a la vocación de mayorías.
Sumar defendió salir del ensimismamiento y activar movilización sostenida en torno a conflictos reales —vivienda, precariedad, servicios públicos, clima—, conectando con las grandes marchas por Gaza y con una agenda que no normalice a la ultraderecha en las instituciones.
Organización | Eje estratégico | Palabra clave |
---|---|---|
IU | Arraigo local + batalla cultural | frente amplio |
Sumar/Compromís | Unidad electoral para evitar dispersión | una sola papeleta |
Más Madrid | Liderazgos compartidos + presencia en barrios | hiperliderazgos (superarlos) |
EH Bildu | Acuerdos programáticos + coherencia | credibilidad |
Comuns | Frenteamplismo estable | unidad de acción |
La unidad exige cesiones de identidad y visibilidad, encaje territorial y una metodología que convierta los acuerdos en resultados medibles: listas, programas, tiempos y control de cumplimiento. Europa añade presión: el avance de fuerzas reaccionarias y su coordinación transnacional obligan a una izquierda con agenda común, narrativa compartida y pacto de no agresión que priorice objetivos sobre siglas.
Sin hoja de ruta compartida, la suma aritmética no se traduce en poder político
El debate en Rivas deja una conclusión nítida: unidad de acción, programa común y movilización sostenida como condiciones para frenar a la ultraderecha y revalidar un Gobierno progresista. El reto no es solo electoral: pasa por reconectar con el malestar, organizar mayorías y cumplir.
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