Torre eléctrica
Tras el invierno, el continente presenta niveles de almacenamiento de gas inferiores a la media, lo que está ejerciendo presión al alza sobre los precios y dificultando la estabilidad del suministro energético.
En concreto, la cantidad de gas almacenado en la Unión Europea alcanza los 24.000 millones de metros cúbicos (bcm), lo que equivale al 36% de la capacidad total, un nivel inferior al del año pasado. Esta caída ha generado un aumento en los precios del gas, con el índice TTF europeo situándose en 47 EUR/MWh, una cifra muy inferior a los máximos observados en 2022, pero aún dobla los niveles previos a la crisis energética.
El impacto en los mercados se ha dejado sentir desde el inicio del año. «Los mercados de gas natural en Europa han tenido un comienzo volátil en 2025, con precios que subieron a su nivel más alto en dos años, lo que se sumó a las tensiones que enfrentan las empresas, los consumidores y los gobiernos en todo el continente», señala la AIE.
Para cumplir con los objetivos de la UE de llenar los depósitos de gas antes del invierno, Europa deberá importar volúmenes significativamente mayores de gas natural licuado (GNL) que en los últimos dos años. Esto aumentará la competencia en los mercados globales y podría endurecer los fundamentos del mercado.
A pesar de que se espera que el suministro global de GNL crezca un 5% en 2025, este aumento será parcialmente compensado por la interrupción del tránsito de gas ruso por tubería a través de Ucrania, lo que mantiene la incertidumbre en el mercado energético europeo.
«Los consumidores y los gobiernos europeos están entrando en su cuarto año de precios del gas elevados y volátiles», advierte la AIE, destacando que la persistencia de estos precios afecta directamente los costos de la electricidad y los precios de los alimentos, debido al encarecimiento de los insumos para los productores.
Los altos precios del gas en Europa están afectando seriamente a la industria. Desde 2022, los precios para los consumidores industriales han sido en promedio un 30% más altos que en China y cinco veces más altos que en EE.UU., lo que ha llevado a varias industrias intensivas en energía a reducir la producción o incluso cerrar.
«El daño económico ha sido visible tanto para los hogares como para las empresas», resume la AIE, advirtiendo que estos costos han complicado los esfuerzos de los gobiernos para garantizar un suministro energético estable y asequible. Asimismo, la crisis energética ha puesto en jaque la competitividad internacional de la industria europea, afectando su capacidad de inversión y crecimiento.
En este contexto, la AIE insta a los gobiernos europeos a acelerar la eficiencia energética, diversificar los suministros de energía y fortalecer la seguridad energética.
Entre las medidas recomendadas por la agencia, destacan:
– Diversificación de las fuentes de energía
– Inversión en infraestructuras para mejorar la flexibilidad del sistema eléctrico
– Políticas de ahorro y eficiencia energética
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