Felipe González
Así, ha señalado que el caso que ha desembocado en la imputación de García Ortiz –que acudirá a declarar ante el Tribunal Supremo como investigado por un posible delito de revelación de secretos– es el que más le preocupa de todos los asuntos judiciales que afectan al Gobierno, porque incide sobre el «funcionamiento del sistema».
«Yo si estuviera en su lugar dimitiría, pero no por aceptar la responsabilidad que me atribuyen, no por aceptar que haya incumplido, sino por no perjudicar la institución a la que represento», ha indicado en una entrevista en Telecinco, recogida por Europa Press.
Considera por tanto que el fiscal general tiene que dar «dignidad» al cargo y es partidario de que si se demuestra que no tiene nada que ver con lo que le imputan, le puedan volver a nombrar. Pero en todo caso considera que «incluso para su sufrimiento personal, tal vez sería mejor que estuviera fuera de este enredo», ha insistido.
González insiste en que el fiscal general «no es del Gobierno, es del Estado» y está a su servicio. «Al servicio del Gobierno estaba en la época de Franco, que ahora estamos recordando, el arma que tenía el franquismo para decirle a los magistrados y a los jueces cuál era la posición del Gobierno era fiscal», ha indicado, señalando que lo vivió en primera persona cuando le sentaron en el banquillo del tribunal de orden público.
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