Senado de Estados Unidos
La ambiciosa propuesta fiscal impulsada por Donald Trump ha superado su primer gran escollo legislativo. En medio de tensiones internas dentro del Partido Republicano y un proceso de votación sin precedentes, el Senado estadounidense dio luz verde al proyecto, que ahora deberá ser evaluado por la Cámara de Representantes antes de llegar al escritorio del presidente. La presión para aprobar la ley antes del viernes es máxima, mientras crecen las críticas por el impacto social y económico de las medidas.
La Cámara Alta protagonizó el ‘vote-a-rama’ más largo de su historia, con 45 votaciones consecutivas durante más de 22 horas de debate ininterrumpido, superando el récord de 44 establecido en 2008. Cada voto correspondía a una enmienda al polémico plan fiscal, que busca extender las políticas presupuestarias del primer mandato de Trump (2017-2021).
La sesión maratoniana se convirtió en la más prolongada jamás registrada en el Senado de EEUU
Trump, antes de partir a Florida para visitar el polémico centro de detención de migrantes ‘Alligator Alcatraz’, declaró: “Esta ley propone el mayor recorte fiscal en la historia. Ojalá hoy consigamos su avance definitivo en el Senado”.
A pesar del respaldo general del Partido Republicano, el proyecto encontró resistencia dentro de sus propias filas. El vicepresidente JD Vance acudió al Capitolio para presidir la sesión y estar listo para emitir un voto de desempate si fuese necesario. Trabajó estrechamente con el líder de la mayoría republicana, John Thune, para evitar deserciones clave.
Los republicanos solo podían permitirse perder el apoyo de tres senadores para avanzar la legislación
Senadores del ala más conservadora cuestionaron el elevado costo del plan, que según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) aumentaría la deuda pública en 3,3 billones de dólares en una década, superando la versión anterior que estimaba un impacto de 2,4 billones.
Entre los republicanos más moderados surgieron preocupaciones por los efectos sociales del proyecto. La propuesta incluye recortes al programa Medicaid, que asiste a personas de bajos ingresos, y al programa de asistencia alimentaria SNAP, generando alarma sobre las consecuencias en comunidades vulnerables.
Legisladores temen que los recortes sociales afecten gravemente a millones de familias en estados clave
Estos recortes han sido uno de los principales motivos de debate y podrían complicar la aprobación definitiva en la Cámara de Representantes, donde el margen de maniobra republicano es menor.
Con el Senado habiendo dado luz verde, la legislación regresa ahora a la Cámara de Representantes, que deberá votar la versión final del plan esta misma semana. El objetivo del Ejecutivo es claro: remitir la ley al presidente para su firma antes del viernes.
En caso de aprobarse, esta ley marcaría un giro radical en la política fiscal del país, consolidando el modelo económico trumpista de bajos impuestos, alto gasto en seguridad y reducción del estado del bienestar.
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