El impacto del juego online sobre la economía española ya no se mide en pronósticos, sino en cifras contundentes. El último informe de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) confirma que, solo en el segundo trimestre de 2025, el Gross Gaming Revenue (GGR) alcanzó los 410,26 millones de euros. El dato, un 15,6 % superior al del mismo periodo del año anterior, refleja cómo este sector se ha convertido en uno de los motores silenciosos de la economía digital del país.
Para tomar la medida exacta del avance, conviene detenerse en los detalles. Según la DGOJ, el importe total jugado entre abril y junio de este año superó los 11.174 millones de euros, lo que supone un aumento del 11,7 % respecto al mismo trimestre de 2024. Al mismo tiempo, las retiradas de fondos realizadas por los jugadores crecieron hasta los 752 millones de euros, con un incremento del 13 %.
Este ritmo no es casualidad. La combinación de una oferta variada, la estabilidad regulatoria y la creciente confianza del usuario digital explican en gran parte la magnitud de estas cifras. En pocas industrias podemos hablar de un crecimiento sostenido a doble dígito de un año a otro sin que el mercado muestre signos de agotamiento.
Uno de los errores más habituales al leer los informes es pensar que todo el juego online avanza de la misma forma. La realidad es que cada vertical tiene su propia dinámica. En este segundo trimestre, el casino fue el gran protagonista con un GGR de 249,6 millones de euros, un 18,7 % más que en el mismo periodo del año anterior. En contraste, las apuestas deportivas se situaron en 138,9 millones, con un crecimiento más moderado del 10,5 %.
Este viraje confirma una tendencia: el jugador español busca cada vez más experiencias de casino digital, desde tragaperras con licencias internacionales hasta ruletas en vivo transmitidas en alta definición. Y es aquí donde se observa otro fenómeno relevante: la importancia de las franjas de acceso intermedio, donde los casinos con depósito mínimo algunos incluso desde 10€ se consolidan como opción de entrada para usuarios que buscan probar sin comprometer grandes sumas. Esa modalidad, que a simple vista parece un detalle menor, actúa como puerta de entrada para miles de nuevos clientes cada trimestre.
Otro dato significativo del informe es la inversión publicitaria: durante el segundo trimestre de 2025, los operadores destinaron 216,8 millones de euros a acciones de marketing. La cifra representa un aumento del 26,5 % respecto al mismo periodo de 2024 y revela la batalla por captar la atención del usuario digital.
Pero los expertos insisten en que la verdadera diferencia no la marca la inversión bruta, sino la eficiencia con la que se transforma en clientes activos y recurrentes. De poco sirve un anuncio llamativo si el jugador abandona la plataforma en la primera semana. Aquí entra en juego la retención: promociones segmentadas, experiencias personalizadas y atención al cliente disponible las 24 horas se han convertido en herramientas imprescindibles para sostener la rentabilidad.
El gambling online no se limita a mover cifras en las cuentas de los operadores. Su impacto económico se extiende a sectores paralelos que van desde la tecnología hasta la comunicación. Cada euro que circula en este engranaje activa a proveedores de software, pasarelas de pago, estudios de desarrollo y agencias de marketing.
El dato de los depósitos lo ilustra bien: en el segundo trimestre se registraron 3.157 millones de euros en depósitos, un 14,8 % más que el año anterior. Esa masa de transacciones exige infraestructuras de pago seguras y escalables, un campo en el que empresas tecnológicas españolas están encontrando una fuente creciente de ingresos y empleo especializado.
Ninguno de estos números tendría sentido sin un marco regulatorio que inspire confianza. La supervisión de la DGOJ asegura que cada operación es trazable y que los jugadores cuentan con mecanismos de protección. Este entorno, que a menudo se percibe como rígido, es en realidad la pieza que ha permitido que España se sitúe en el top europeo de ingresos online.
Un dato clave: durante este trimestre, se contabilizaron 1,33 millones de jugadores activos mensuales, con un crecimiento del 11,2 % interanual. La transparencia en las reglas de juego y la estabilidad normativa son las razones por las que esa base de usuarios crece sin desconfianza ni incertidumbre.
Si el ritmo se mantiene, España cerrará 2025 con un GGR superior a los 1.600 millones de euros. La cifra supondría un récord histórico y consolidaría definitivamente al país en el grupo de cabeza de la industria europea.
Más allá de las proyecciones, el verdadero desafío será gestionar este crecimiento sin perder calidad en la experiencia del jugador. El mercado se dirige hacia la personalización avanzada, el uso de inteligencia artificial en recomendaciones de juegos y el refuerzo de la ciberseguridad frente a fraudes. Todo esto exigirá inversiones constantes y una coordinación estrecha entre operadores y reguladores.
Los datos del segundo trimestre no dejan lugar a dudas: el juego online ya no es un fenómeno marginal ni un simple pasatiempo digital. Es un motor económico que genera empleo, atrae inversión y fortalece la posición de España en el mapa europeo de la economía digital.
Los 410 millones de euros del último trimestre son, en definitiva, algo más que una cifra récord. Son la prueba de que este sector se ha integrado en el tejido productivo del país y que, como todo motor que funciona a gran velocidad, lo que más importa no es solo cuánto corre, sino hacia dónde nos conduce.
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