Supermercado
Un estudio publicado en su web destaca que “si bien la inflación general se ha normalizado y actualmente se sitúa en el objetivo a medio plazo del 2% del BCE, la inflación alimentaria es mayor”. “Cuando la gente va al supermercado”, afirma, “muchos se sienten más pobres que antes del aumento repentino de la inflación tras la pandemia”.
Así, apunta que uno de cada tres hogares se preocupa por poder permitirse los alimentos que desea comprar. “Y esto es más que una simple sensación”, ya que “los precios de los alimentos se mantienen obstinadamente altos”. En concreto, “para poder comer, los consumidores pagan aproximadamente un tercio más que antes de la pandemia”. En el caso de España, es un 34%.
Esta situación la sufren especialmente las personas con menos ingresos, “para quienes preparar una comida diaria consume una mayor parte de sus ingresos”, señala el BCE.
La energía, servicios, bienes de consumo y alimentos integran las cuatro categorías que se usan para medir la inflación. La ponderación asignada a los alimentos en la eurozona ronda el 20%, más del doble que a la energía. “Si bien la inflación de los precios de los alimentos en la eurozona comenzó a aumentar un poco más tarde que la inflación general tras la pandemia, alcanzó niveles mucho más altos, superando el 15% en su punto máximo, y tardó más en normalizarse”, expone el estudio.
Examinando los productos más habituales a la hora de comprar, la evolución de los precios de los alimentos ha sido bastante heterogénea. Los precios de la carne de vacuno, ave y cerdo, por ejemplo, se han disparado más de un 30% respecto a finales de 2019. Por su parte, los precios de la leche han subido alrededor de un 40% y los de la mantequilla alrededor de un 50% en comparación con los niveles previos a la pandemia del Covid.
En cuanto al café, el aceite de oliva, el cacao o el chocolate, se han encarecido todavía más.
En los países de la eurozona, el aumento de los precios de los alimentos desde finales de 2019 oscila entre el 20 % en Chipre y el 57 % en Estonia. “La guerra injustificada de Rusia contra Ucrania provocó un fuerte aumento del coste de la energía (en particular, del gas) y de los fertilizantes” y “esto impulsó al alza los precios de los alimentos en la eurozona en su conjunto entre 2021 y 2023, especialmente en los Estados bálticos”, explica.
Según continúa el BCE, “más recientemente, el aumento de los costos laborales y de los precios mundiales de los alimentos, parcialmente vinculado al cambio climático, ha desempeñado un papel importante en el repunte de la inflación alimentaria”.
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