G7
En 2021, más de un centenar de países pactaron un acuerdo fiscal internacional histórico para garantizar que las grandes multinacionales pagaran un mínimo del 15% en impuestos corporativos. Años después, el G7 modifica ese compromiso para acomodar las demandas de EEUU, reabriendo el debate sobre la soberanía fiscal y la justicia tributaria global.
El Grupo de los Siete (G7), que agrupa a las principales potencias económicas del planeta, ha aprobado este sábado un cambio sustancial en el pacto fiscal internacional al acordar que las multinacionales estadounidenses no estén obligadas a cumplir con el impuesto mínimo global del 15% fijado por la OCDE.
Este giro fue promovido por el nuevo secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, que celebró el resultado como una defensa de los intereses nacionales y pidió al Congreso eliminar la llamada cláusula 889, creada en respuesta a medidas fiscales consideradas discriminatorias.
El pacto representa una ruptura parcial con el histórico acuerdo alcanzado en 2021 por 136 países para frenar la competencia fiscal entre jurisdicciones
El Acuerdo Fiscal Global, impulsado durante el mandato de Joe Biden, constaba de dos pilares: uno sobre la redistribución de derechos fiscales (Pilar 1) y otro sobre el establecimiento de un tipo mínimo efectivo del 15% (Pilar 2). Este último, que ahora se ve debilitado por la excepción estadounidense, pretendía asegurar que las grandes multinacionales contribuyeran de forma justa en todos los países donde operan.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025 marcó un punto de inflexión. El presidente republicano firmó órdenes ejecutivas para salir del pacto, lo que encendió las alarmas en los países europeos, que aún contemplaban aplicar el gravamen a las filiales estadounidenses en sus territorios.
En su calidad de presidencia rotatoria del G7, Canadá emitió un comunicado en el que defendió la modificación como una herramienta para alcanzar una mayor estabilidad y certeza tributaria, así como para favorecer un diálogo sobre la economía digital y la soberanía fiscal.
«El establecimiento de un sistema yuxtapuesto facilitará un mayor progreso encaminado a estabilizar el sistema tributario internacional», señala la declaración oficial
Los países del G7 manifestaron además su voluntad de apoyar esta nueva postura en las negociaciones con el G20 y la OCDE, y expresaron su deseo de encontrar una solución aceptable para todas las partes implicadas.
Tras conocerse el pacto, el secretario del Tesoro Scott Bessent lanzó un mensaje contundente: la Administración Trump vigilará cualquier intento extranjero de aplicar impuestos extraterritoriales a sus empresas y defenderá con firmeza su soberanía fiscal.
La decisión del G7 puede tener consecuencias a largo plazo sobre la cooperación internacional en materia fiscal, debilitando el impulso reformista liderado en su momento por la OCDE y abriendo la puerta a una posible carrera a la baja en los impuestos corporativos.
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