Sede del FMI
En un artículo publicado por la directora gerente de la institución, Kristalina Georgieva, la economista búlgara señala que el coste a más largo plazo de la fragmentación del comercio podría oscilar «entre el 0,2% de la producción mundial en un escenario de fragmentación limitada y casi el 7% en un escenario severo», lo que equivale aproximadamente al PIB anual combinado de Alemania y Japón.
«Si se agrega el desacoplamiento tecnológico a la mezcla, algunos países podrían experimentar pérdidas de hasta el 12% del PIB», apunta.
De hecho, Georgieva advierte de que es probable que el impacto total sea aún mayor, dependiendo de cuántos canales de fragmentación se tomen en cuenta, ya que, además de las restricciones comerciales y las barreras a la difusión de tecnología, la fragmentación podría sentirse a través de restricciones a la migración transfronteriza, flujos de capital reducidos y una fuerte caída en la cooperación internacional.
En este sentido, subraya que esto sería «especialmente difícil» para aquellos que se ven más afectados por la fragmentación, ya que los consumidores de bajos ingresos en las economías avanzadas perderían el acceso a bienes importados más baratos y las economías pequeñas de mercado abierto se verían muy afectadas, con un impacto sustancial en la mayor parte de Asia por su gran dependencia del comercio abierto.
Ante esta situación, la directora del FMI señala la necesidad de fortalecer el sistema de comercio internacional, comenzando con «una reforma vigorosa de la Organización Mundial del Comercio» y con la celebración de acuerdos de apertura de mercados basados en la OMC.
«También debemos ser pragmáticos sobre el fortalecimiento de las cadenas de suministro (…) Aún así, las opciones de política como la relocalización podrían dejar a los países más vulnerables a las crisis», añade Georgieva.
En segundo lugar, la búlgara recomienda ayudar a los países vulnerables a lidiar con la deuda, ya que la fragmentación podría dificultar aún más ayudar a muchas economías emergentes y en desarrollo vulnerables que se han visto gravemente afectadas por múltiples perturbaciones.
«La fragmentación hará que sea más difícil resolver las crisis de deuda soberana, especialmente si los principales acreedores oficiales están divididos según líneas geopolíticas», advierte.
Asimismo, Georgieva insta a los países a intensificar la acción climática, apuntando que un factor diferencial podría ser el establecimiento de un precio mínimo internacional del carbono entre los principales emisores, así como aumentar la financiación climática para ayudar a los países vulnerables a adaptarse.
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