cumbre otan
La cumbre de la OTAN celebrada esta semana concluyó con una de las decisiones más ambiciosas de las últimas décadas: elevar el gasto en Defensa hasta el 5% del PIB para el año 2035. Esta medida, impulsada por Donald Trump, refleja la presión ejercida desde Washington para que los socios europeos aumenten su inversión militar. Sin embargo, el aparente consenso esconde desacuerdos de fondo sobre el papel de la Alianza, el compromiso con Ucrania y la percepción de la amenaza rusa.
El nuevo objetivo establece que los aliados destinen un 3,5% del PIB a gastos operativos básicos —como compra de armamento o mantenimiento de tropas— y un 1,5% adicional a inversiones estratégicas, incluyendo ciberseguridad, infraestructura crítica y movilidad militar. El cambio representa un «salto cuántico», en palabras de varios líderes, pero no todos los países se han mostrado igual de entusiastas.
España, Bélgica y Eslovaquia han manifestado que no planean alcanzar el 5% del PIB, defendiendo que pueden cumplir sus compromisos con un gasto menor
El presidente español, Pedro Sánchez, reafirmó el compromiso del país con la OTAN, pero evitó asumir la meta del 5%. Por su parte, Trump aprovechó para criticar la postura española calificándola de «terrible», y amenazó con «hacerles pagar el doble» por otras vías.
Uno de los puntos que más controversia generó fue la pérdida de protagonismo de Ucrania en la declaración final de la cumbre. Mientras en 2024 se mencionó al país más de 60 veces, este año solo aparece en dos ocasiones. Aunque se reitera el apoyo a largo plazo, el tono se ha suavizado.
“La prioridad ahora parece ser aumentar el gasto militar interno, más que fortalecer directamente a Ucrania”, señalan fuentes diplomáticas
Pese a ello, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, fue invitado a la cumbre y se reunió con Trump, quien declaró que está dispuesto a hablar con Vladímir Putin para buscar una salida al conflicto.
La declaración final menciona solo una vez a Rusia, señalándola como una “amenaza a largo plazo para la seguridad euroatlántica”. Esta mención escueta contrasta con el lenguaje más duro de años anteriores y refleja el giro hacia una visión más interna de la seguridad por parte de varios aliados, bajo influencia estadounidense.
«La OTAN vuelve a centrarse en lo esencial», comentan fuentes aliadas. «Rusia vuelve a ser el foco principal, pero sin retórica agresiva»
El artículo 5, que garantiza la defensa colectiva, fue reafirmado por todos los líderes, aunque Trump dejó abierta su interpretación: «Depende de cómo se defina».
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El 5% de la OTAN: ¿Rearme histórico o fractura interna?
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