Representación de un reactor nuclear en la superficie de la Luna
La carrera espacial del siglo XXI ha adquirido un nuevo motor: la energía nuclear. Tras años de exploración científica, la exploración lunar entra ahora en una fase geoestratégica.
EEUU teme quedarse atrás frente al avance del proyecto ruso-chino de una estación lunar alimentada por energía nuclear, y la NASA se dispone a responder con una directiva urgente para garantizar la supremacía tecnológica y territorial en la superficie lunar.
Esta nueva etapa de confrontación espacial, que recuerda a la Guerra Fría, vuelve a enfrentar a las grandes potencias en un escenario inédito: la disputa por la primera zona de exclusión nuclear en la Luna.
El secretario de Transporte y actual administrador interino de la NASA, Sean Duffy, firmará esta semana una directiva que instruye a la agencia a buscar propuestas del sector privado para desarrollar un reactor nuclear de 100 kilovatios que pueda ser lanzado antes de 2030.
Según recoge Politico, la orden establece que el primer país que instale un reactor lunar podrá declarar una «zona de exclusión», lo que, según un funcionario de la NASA, “perjudicaría significativamente a EEUU” en términos de presencia estratégica.
La directiva también obliga a la NASA a designar un líder para esta iniciativa y a recopilar las propuestas de la industria en un plazo máximo de 60 días, con el objetivo de iniciar el desarrollo del reactor lo antes posible.
La NASA ve esta carrera como clave para garantizar su presencia en la superficie lunar y no dejar en manos de rivales un recurso energético esencial para futuras misiones permanentes
Esta nueva estrategia norteamericana responde al creciente avance del proyecto conjunto entre Rusia y China para construir una Estación Lunar Científica Internacional, acordada en 2022 y cuya fase de despliegue está prevista entre 2033 y 2035.
En ese contexto, el exdirector de Roscosmos, Yuri Borísov, reveló que las agencias espaciales de ambos países ya estaban desarrollando una instalación nuclear en la Luna, y que el proyecto ya había comenzado su fase preliminar.
La decisión de la NASA refleja una preocupación creciente por el riesgo de quedarse fuera de un escenario lunar controlado por otras potencias
Además del reactor lunar, Duffy anunciará una segunda gran medida: acelerar la sustitución de la Estación Espacial Internacional (EEI) por estaciones operadas comercialmente. El plan prevé adjudicar contratos a al menos dos empresas privadas en un plazo de seis meses, tras la solicitud formal de propuestas.
El objetivo es disponer de una nueva estación en órbita operativa en 2030, justo cuando la EEI será retirada de funcionamiento y coincidiendo con los planes rusos para lanzar su propia plataforma orbital.
En este sentido, la Corporación Espacial y de Cohetes Energia (Rusia) planea lanzar el primer módulo de su nueva estación en 2027, con el objetivo de tenerla completamente operativa en 2032.
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