La entidad pide asesoramiento para controlar el proceso de privatización que depende del Estado. El proceso de desinversión del Estado en Bankia ha incluido una nueva figura, la de uno de los bancos europeo más antiguos: el Rothschild. El británico será el encargado de tutelar por el buen fin de la desinversión del Estado. O, en otras palabras, de que la hoja de ruta encomendada por el Gobierno a Goldman Sachs no perjudique a la heredera de Caja Madrid.
El Estado controla el 68,4% del capital de Bankia a través de la matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y aunque ambas partes buscan el mismo objetivo: la privatización parcial del banco nacionalizado, lo cierto es que la entidad dirigida por Ignacio Goirigolzarri, busca controlar el proceso que en un principio dependería sólo del Estado.
Sin embargo, la contratación de Rothschild, no implica que la desinversión, que se prevé completar en un plazo cercano a los dos años, se haga de forma inminente. Si bien, las últimas declaraciones de altos cargos del equipo de Rajoy han apuntado prisas. Por lo que se refiere a Bankia, la nacionalizada ya confió en la longeva saga de banqueros para asesorar el plan de venta de sus participadas, forzoso proceso a cambio de la ayuda pública concedida para su rescate.
Según ha adelantado El Confidencial, Rothschild se encargaría de sondear la demanda y de elegir el momento más adecuado para poder colocar las acciones. Goldman se encargaría después de las tareas de corretaje y difusión pública.
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