Aula sin profesor
Los interinos representan más del 30% del profesorado; en regiones como Navarra, Canarias o Aragón la interinidad casi alcanza el 50%. La escuela pública carga con alumnos que requieren apoyo educativo mientras el número de especialistas crece mucho menos rápido que la demanda.
El diagnóstico lleva años encima de la mesa: informes de organismos internacionales advierten que España tiene una “escasez significativa” de profesores en materias sensibles. Algunos gobiernos autonómicos replican planes de rescate educativo o propuestas para que los estudiantes de ciertos grados universitarios impartan clases en Matemáticas, como medida temporal.
Los discursos sobre educación pública no tapan la hipocresía de no contratar a quienes la hacen posible
La falta de profesores no es solo un descuido burocrático, es una elección silenciosa. Cuando se priorizan las listas de espera, los presupuestos holgados en infraestructuras vistosas o los incentivos fiscales para empresas antes que para docentes: se decide que la imagen importa más que el contenido.
Hay quienes niegan el problema hasta que los medios lo exponen; quienes admiten la deficiencia solo para culpar al otro; quienes prometen convocatorias de oposiciones para luego retrasarlas. Esa hipocresía política de quienes hacen discursos de “educación pública” mientras gestan recortes no cabe en un país que aún cree que la escuela debe ser igual para todos.
La política se enreda en debates estériles mientras los alumnos se quedan sin maestro
Materia / Región | Vacantes e interinidad |
---|---|
Matemáticas | Más de 700 plazas sin cubrir |
Formación Profesional | Escasez alarmante de especialistas |
Regiones con interinidad ≈ 50% | Navarra, Canarias, Aragón |
Proporción general interina | Más del 30% del profesorado |
Si la igualdad educativa estuviera viva, la falta de docentes sería escándalo con resonancia, no solo tema de sindicatos y familias agobiadas. Pero parece más cómodo esperar a que el problema explote en crisis: colapsos de apoyo educativo, aulas masificadas, alumnos que no tienen maestro de la materia que les tocaba.
El pacto educativo no puede ser un brindis al sol. Las comunidades autónomas, el Estado, los partidos: todos tienen responsabilidades. No basta con decir que “lo más importante es el profesorado” si luego no se invierte para retenerlo, formarlo, valorarlo, reforzarlo.
Un país que presume de democracia no puede permitir aulas sin maestros
Mientras faltan decenas de miles de docentes, la escuela pública acumula cicatrices: desigualdad, abandono, intranquilidad. Los alumnos crecen sin maestro de referencia; los maestros sin seguridad ni estabilidad. El aula vacía no solo es un espacio sin voz: es una promesa rota.
Si alguna vez pensamos que la educación es pilar de la democracia, hoy ese pilar tiembla.
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