Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela
El Caribe atraviesa uno de sus momentos de mayor tensión en años, en un contexto marcado por la suspensión de vuelos hacia Venezuela, que ha expuesto un deterioro acelerado de las condiciones de seguridad aérea. La decisión en cadena de varias aerolíneas coincide con el creciente despliegue militar de EEUU, un movimiento que inquieta a Caracas y que ya impacta en la conectividad regional y en la percepción de riesgo entre operadores y autoridades.
La retirada de aerolíneas internacionales marca un punto de inflexión en la crisis regional
La advertencia lanzada por la Administración Federal de Aviación (FAA) ha sido el detonante. El organismo alertó de “riesgos potenciales” para aeronaves civiles en la región de información de vuelo de Maiquetía, donde convergen rutas comerciales y operaciones militares. Ese aviso, que menciona un deterioro de la seguridad y un aumento de la actividad militar, llevó a varias compañías a aplicar medidas preventivas.
La primera reacción llegó de Iberia, que suspendió indefinidamente sus cinco vuelos semanales a Caracas. Poco después, TAP canceló operaciones por “razones de seguridad” y, desde la región, Avianca y Gol paralizaron temporalmente rutas desde Bogotá y São Paulo. Las compañías justifican sus decisiones por criterios estrictos de seguridad operacional tras la alerta estadounidense.
El aviso de la FAA menciona un aumento de actividad militar y posibles interferencias en navegación aérea
La FAA subrayó que las amenazas podrían afectar a aeronaves en todas las fases del vuelo y mencionó un incremento de interferencias en sistemas de navegación GNSS. Aunque no supone el cierre del espacio aéreo venezolano, la advertencia eleva los costes de aseguramiento y obliga a aplicar protocolos reforzados.
| Aerolínea | Medida | Motivo principal |
|---|---|---|
| Iberia | Suspensión indefinida | Advertencia de la FAA |
| TAP | Cancelación de vuelos puntuales | Recomendaciones internacionales |
| Avianca | Anulación de dos vuelos diarios | Ajustes operacionales |
| Gol | Suspensión temporal | Aumento de la tensión |
El contexto militar explica buena parte del clima de tensión. Desde septiembre, EEUU ha reforzado su presencia en el Caribe con portaaviones, destructores y submarinos, dentro de una operación que Washington vincula a la lucha contra el narcotráfico. Según fuentes estadounidenses, las fuerzas desplegadas han destruido varias embarcaciones y causado más de 80 fallecidos en distintos operativos.
La operación estadounidense acumula decenas de embarcaciones destruidas desde septiembre
Para el Gobierno de Nicolás Maduro, el despliegue estadounidense constituye una “amenaza directa”. Caracas sostiene que la operación antidroga encubre un intento de presionar al Ejecutivo y generar condiciones para una escalada mayor. El aumento de drones, patrullas navales y maniobras aéreas ha elevado la percepción de riesgo en toda la región.
En medio de esta situación, Maduro ha recibido cartas de apoyo de Rusia, China, Cuba, Nicaragua y Bielorrusia, cuyos gobiernos denuncian las “injerencias externas” y respaldan la posición venezolana. Este apoyo diplomático pretende contrarrestar el aislamiento internacional y reforzar la narrativa de un choque político con EEUU.
Los aliados de Caracas denuncian “injerencias” y alertan de un riesgo creciente de escalada
El Ejecutivo venezolano ha incrementado la vigilancia aérea y marítima, al considerar que cualquier incidente podría desencadenar una escalada rápida. Según su interpretación, la presión militar estadounidense persigue objetivos políticos y no únicamente operativos.
La suspensión de vuelos refleja que el riesgo trasciende la dimensión militar. La combinación de operaciones navales, radares activos, drones y posibles interferencias en sistemas de navegación hace que ciertos sectores del Caribe se consideren áreas particularmente delicadas para la aviación civil. Aunque los expertos descartan un escenario de alto riesgo inmediato, reconocen que los márgenes de seguridad se han reducido.
En los últimos meses se han registrado episodios de interferencias GNSS, lo que obliga a los pilotos a modificar procedimientos y a extremar precauciones. Este entorno contribuye a que las compañías opten por suspender vuelos mientras no se estabilice la situación.
Por ahora, la crisis se mantiene en un equilibrio tenso. EEUU prolonga su presencia militar en el Caribe, mientras Venezuela se apoya en sus aliados y refuerza su posición defensiva. La región observa con preocupación cómo convergen factores diplomáticos, militares y de seguridad aérea que podrían derivar en nuevos episodios de fricción.
Las interferencias registradas en el Caribe han aumentado más del 40% desde septiembre, según estimaciones de reguladores internacionales.
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