El trío de artistas norteamericanas realiza un disco hermoso cuajado de buenas voces y bellas canciones. Antes no era tan extraño. Se hacía con frecuencia en las comunas ‘hippies’ y también en los coros de las parroquias, sin ir más lejos. O en los fuegos de campamento. Y, la verdad, pocas construcciones musicales alcanzan tanta intensidad y belleza como la que puede conseguirse gracias a una combinación de voces hermosas, bien empastadas. En especial, cuando se combinan las buenas interpretaciones con un puñado de canciones a su altura.
Pocos ingredientes, como se ve, se necesitan para lograr esta alquimia sonora. Si acaso, una o dos guitarras que acompañen. Aunque, por supuesto, cabe todo, cualquier instrumentación. Siempre que sea lo suficientemente discreta para no quitar protagonismo a lo que importa. En este caso, por supuesto, las líneas melódicas que entrelazarán entre si los cantantes solistas.
https://api.soundcloud.com/tracks/249042867
Porque de eso se trata. De la unión de tres solistas con buena prensa y éxito, más o menos notable, dentro de su nicho de mercado propio que han querido impulsar un bonito proyecto común, basado de momento en sus voces y sus canciones que ha dado de momento, como resultado este disco y su correspondiente gira y que podría o no podría tener continuidad después. Aunque a mí, sinceramente, me gustaría que esta banda se mantuviera unida durante unos añitos, a ser posible.
Como indica perfectamente el título del álbum las tres componentes del grupo son la cantante canadiense k.d.lang, así con minúsculas que es como ella lo escribe, y sus dos colegas estadounidenses Neko Case y Laura Veirs, dos excelentes cantautora, quizá con menos éxito que su compañera, que es uno de los grandes iconos de la comunidad gay mundial, pero sobradas de musicalidad y elegancia.
Aparentemente, la idea de la reunión fue cosa de k.d., quien poco después de mudarse a Portland, donde ya vivía Veirs, tuvo la idea de reunirse con sus dos cómplices actuales para hacer algo así como una banda femenina de punk-folk. Pero, al menos, desde el punto de vista, de las composiciones es Laura quien lleva el mayor peso del trabajo, al intervenir en la creación de los catorce temas, repartidos en 43 minutos de música, que incluye el disco.
Veirs incluso firma cuatro de ellos en solitario, incluido el hermoso trallazo pop titulado ‘Best Keep Secret’, que es mi canción favorita del álbum, por el momento. Y también ‘aporta’ al coproductor del álbum, que es su marido, el gran Tucker Martine, un nombre habitual en la escena del folk alternativo que también había trabajado previamente con Neko Case, la otra artista ‘indie’ del trío.
Martine, ha reunido un grupo base más que competente que se encarga de producir la mayor parte de los ‘ruidos’ que se escuchan en el disco y que está formado por el percusionista Glenn Kotche. el bajistaSebastian Steinberg, el teclista Rob Burger, el guitarrista Tim Young y con la propia Laura Veirs como segunda guitarra en casi todas las canciones.
Además, hay alguno que otro invitado para temas concretos y un uso inteligente de los arreglos de cuerda, que refuerzan el ambiente íntimo pero lleno de energía que las tres divas han conseguido imprimir a un álbum, curiosamente homogéneo, en el que han sido perfectamente capaces de repartirse el protagonismo. Y en el que cada una de ellas ejerce de solista en los temas en los que más interesa cada timbre de voz concreto.
Las tres han compuesto juntas cuatro temas, ente las que destaca ‘Atomic Number’ el número elegido para abrir fuego y que fue presentado como el primer single promocional del álbum. Luego, lang y Veirs se han marcado otras cuatro, atención a la divertida imitación de las ya mencionadas The Supremes que realizan en la maravillosa ‘Honey And Smoke’, con k.d. en el papel de una Diana Ross de piel blanca y Laura y Neko han escrito juntas las dos canciones restantes, ‘Down I-5’ y ‘Supermoon’, otro par de divertidas joyitas.
En fin, una auténtica gozada de principio a fin. Al menos, desde mi punto de vista, y, aclaro, como ya saben sin duda algunos de mis lectores, que las voces femeninas cantando en armonía siempre han sido una de mis debilidades, por lo que tal vez sea bastante lógico que este ‘case/lang/veirs’, se haya asegurado sin demasiados problemas un lugar destacado en mi posible lista de los mejores álbumes de 2016.
Pero, estoy convencido que también aquellos que no tengan este tipo de inclinaciones van a sentirse completamente atrapados por la belleza de este disco. Por lo menos, sí son capaces de disfrutar de las buenas canciones y guardan un sitio en sus discotecas reservado para ese tipo de álbumes en que la música, la buena música, importa más que el circo y los malabarismos habituales de los virtuosos.
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