Opinión

Con Robert Redford nos fuimos a la guerra

Newman y la sexy Katharine Ross.

Demasiado interés tenía en ver ese filme que en su momento de mayor taquilla nunca se mostró en Cuba por una alocada razón de algún censor de peso que lo calificaba como de “diversionismo ideológico”, frase muy común en esos años que cercenó no pocas cabezas.

¿Y dónde estaba la “diversión” según nos explicó entonces a un grupo de periodistas un crítico del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC)? Pues que el filme correspondía a 1969, dos años después de la muerte o asesinato del Che Guevara en Bolivia y trataba sobre dos delincuentes gringos  que optaron por hacer sus fechorías en Latinoamérica.

No menciono el nombre de ese especialista ya fallecido porque fueron más sus logros que meteduras de pata y extremismos de ocasión.

Y ahí, acomodados en butacas del Imperio, nos divertimos y pasamos el rato con esos asaltantes que, como desconocían el castellano, llevaban en papel aquello de “ariba (una sola “r”) las manos. Esto es un asalto”. Como sello que agradecimos, la banda sonora con esa canción escrita expresamente para el filme que sí era muy conocida por todos, Gotas de lluvia caen sobre mi cabeza.

Y cosa bien rara. Nadie hablaba inglés. Ni idea teníamos de que su letra inspiraba a mejores momentos de felicidad. A veces, bajo la lluvia en las montañas etíopes antes de entrar al desierto, alguien se encerraba en su bolso de dormir cuando llovía y la tarareaba a su forma, pero sin perder la melodía.

Listos para el regreso a Cuba, fuimos convocados por un coronel de la Misión Militar que en pocas y precisas palabras nos dijo que traía una encomienda del Comandante en Jefe Fidel Castro: una nueva misión combativa.

No faltaron las risas y choteos para con el alto oficial hasta que se molestó sobremanera porque hablaba en serio, que diéramos un paso al frente los que estábamos dispuestos a partir.

Fue entonces cuando un moreno mucho mayor de edad que todos en el grupo y ex combatiente junto al Che en el Congo, llamado Gilberto dio un paso hacia delante y recordando la película, declaró algo que ya era consigna:

-Somos 32 hombres y un destino.

Amanecimos todos en Etiopía con Robert Redford, Paul Newman y la Katharine Ross encima del caballo de la bicicleta en idílico paseo y con las gotas de lluvia cayendo sobre nosotros además de proyectiles de diversos calibres.

Descansa en paz, Redford. Te recordamos con buenas palabras y a la Khatarine con no muy sanas intenciones…

Acceda a la versión completa del contenido

Con Robert Redford nos fuimos a la guerra

Aurelio Pedroso

Entradas recientes

Bruselas investiga a Google por utilizar sin permiso contenido de los medios de comunicación para su IA

Bruselas sospecha que con estas prácticas, el gigante tecnológico distorsiona la competencia de desarrolladores rivales…

44 minutos hace

Oryzon redefine su hoja de ruta tras los avances de su fármaco iadademstat y sube en Bolsa

En concreto, la empresa ha avanzado nuevos datos de sus estudios clínicos con iadademstat, su…

55 minutos hace

El coste por hora trabajada sube un 2,1% en el tercer trimestre de 2025

El avance del coste laboral, difundido este martes por el Instituto Nacional de Estadística, refleja…

2 horas hace

Ibex 35 mantiene los 16.700 puntos con una subida del 0,14% en la apertura

Los inversores encaran una sesión de cautela a la espera de que la Reserva Federal…

2 horas hace

Huelga de ‘batas blancas’: Paro médico de cuatro días contra el estatuto de Sanidad

Médicos y facultativos de Atención Primaria, Hospitalaria y Extrahospitalaria, incluidos MIR, FSE y centros vinculados…

2 horas hace

Sesenta minutos bajo inquietante capitalismo

En pocas palabras, un néctar de manzana, de 200 ml a 0.50 usd. Del lugar,…

2 horas hace