Carlos Torres, consejero delegado de BBVA
“Hicimos lo que creíamos que debíamos hacer. Queríamos construir un grupo más fuerte y más competitivo, y actuamos en consecuencia”, declaró Torres durante su comparecencia ante los medios junto al consejero delegado, Onur Genç, este viernes por la mañana en la sede central del banco.
El presidente del BBVA reconoció que el resultado no era el esperado, pero recalcó que “no se trata de una derrota, sino de un ejercicio de responsabilidad y visión a largo plazo”. Preguntado por si el fracaso de la operación ponía en cuestión su continuidad al frente de la entidad, Torres fue rotundo: “No tengo ninguna intención de dimitir. Los accionistas valoran la estrategia de BBVA, los resultados son sólidos y nuestra hoja de ruta sigue intacta”.
La OPA, lanzada oficialmente en mayo de 2024, había sido uno de los movimientos más ambiciosos del sistema financiero español en la última década. De haberse completado, habría dado lugar a uno de los mayores grupos bancarios del sur de Europa, con una fuerte base en banca minorista y digital.
Sin embargo, la propuesta tropezó desde el inicio con la resistencia de Banco Sabadell, que defendió su independencia “a capa y espada” durante los últimos 17 meses. La dirección de la entidad, presidida por Josep Oliu, se opuso públicamente al plan al considerar que “infravaloraba el potencial de crecimiento” del banco y “no garantizaba los intereses de sus accionistas, empleados y clientes”.
En un comunicado emitido tras conocerse los resultados, Sabadell celebró el desenlace como una “victoria del sentido común”. “El rechazo mayoritario a la OPA es la mejor salida para todos: accionistas, clientes y empleados”, señaló la entidad. “Seguiremos trabajando para fortalecer nuestro modelo de banca próxima, eficiente y rentable”. La operación nunca fue vista como una oportunidad, sino como una amenaza a la identidad y la estrategia de crecimiento del Sabadell.
El fracaso de la OPA supone un duro golpe personal y reputacional para Carlos Torres, quien ya había intentado una integración con el Sabadell en 2020 sin éxito. Esta era su tercera tentativa, respaldada por una intensa ofensiva institucional y mediática. La ley impide ahora al BBVA volver a lanzar una oferta similar durante al menos un año, lo que cierra este capítulo de consolidación bancaria hasta 2026.
Aun así, el mercado bursátil reaccionó de forma positiva para el banco azul. En la apertura del viernes, las acciones de BBVA subían cerca de un 7%, hasta 16,82 euros, reflejando el alivio de los inversores por el fin de la incertidumbre. En cambio, Banco Sabadell retrocedía un 6,4%, hasta 3,02 euros, tras una fuerte volatilidad en las primeras horas de negociación.
En Estados Unidos, los ADR de BBVA cerraron la víspera con un avance del 6,68%, hasta 19,48 dólares por título. Analistas del mercado interpretan esta reacción como un signo de que los inversores perciben el final del proceso como una oportunidad para centrarse en los retornos al accionista y en la estrategia orgánica de crecimiento.
“BBVA despeja un frente que consumía atención y recursos, y ahora podrá focalizarse en expansión digital, eficiencia y recompra de acciones”, apuntan desde el área de análisis de Renta 4 Banco.
Tras el golpe, BBVA intenta pasar página y centrarse en la ejecución de su plan estratégico. Torres insistió en que el grupo “seguirá apostando por el crecimiento orgánico, la digitalización y el compromiso con los accionistas”. El banco prevé cerrar 2025 con un retorno sobre capital (ROTE) cercano al 16%, y mantiene sus objetivos de inversión tecnológica y expansión en América Latina.
“Seguiremos transformando la banca desde la innovación, con foco en el cliente y en la creación de valor sostenible. Este episodio no cambia nuestro propósito ni nuestra ambición”, concluyó Torres.
En paralelo, el Sabadell reafirma su hoja de ruta independiente, apoyado en la fortaleza de su negocio en pymes y banca digital. Su consejo prevé presentar en noviembre un nuevo plan estratégico que consolidará su estructura y reforzará la rentabilidad a medio plazo.
La fallida OPA de BBVA sobre el Sabadell pasará a la historia reciente del sector bancario español como una batalla estratégica de poder y reputación. Más allá del resultado inmediato, deja lecciones sobre la resistencia institucional, el valor de la independencia corporativa y la necesidad de equilibrar ambición con prudencia.
Aunque Carlos Torres ha descartado dimitir, el desafío ahora será reconstruir confianza y demostrar que BBVA puede seguir creciendo sin recurrir a movimientos de integración forzada. El Sabadell, por su parte, emerge fortalecido, consciente de que su independencia se ha convertido en su mejor argumento.
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