Caracol africano
Es que esto de las campañas en Cuba, sea cual sea su propósito, es asunto de poca durabilidad. En el arranque, la sobresaturación para al poco tiempo después si te he visto no me acuerdo.
Si la memoria no me juega una mala pasada y no quiero pecar de extremista, una de las pocas campañas que tuvo efecto y hasta reconocimiento internacional fue aquella de 1961 con la alfabetización en todo el país. Jóvenes y casi niños marcharon a los intrincados campos farol chino en mano para enseñar a leer y escribir. Algunos hasta perdieron la vida a manos de insurgentes contrarrevolucionarios en las montañas del Escambray.
Después, con la costumbre de nombrar cada año con un determinado propósito, llegaron los de la planificación, organización, economía, agricultura, emulación socialista hasta que, a las alturas de 1973, salvo ligeros cambios circunstanciales, comenzaron a llamarlos según los aniversarios de revolución. La vida, justiciera por excelencia, demostró que doce meses no eran suficientes para organizarnos, planificar, levantar la economía y mucho menos tener una sólida agricultura.
Algo tiene el cubano en sangre sea cual sea la responsabilidad que ostente que toma un inusitado impulso inicial y luego lo tira todo a la papelera. Y da igual sean Leyes, decretos o resoluciones e incluso la propia Constitución de la República. Nada o poco es duradero.
Ese maldito caracol, que acaba con cuanto se le ponga por delante, capaz de provocar en el ser humano la letal meningoencefalitis, además de otras de carácter digestivo, llegó en manos de un turista nigeriano en el 2014. Según las autoridades cubanas, para ser utilizado en rituales religiosos de santería. Lo que todos desconocían era el súper poder de proliferación y mucho menos su peligrosidad para la salud y los cultivos.
En la actualidad, sólo el mosquito ocupa una buena parte de los spots televisivos dado su carácter de propagador de numerosas enfermedades como el dengue, el chikungunya, zika y la fiebre amarilla. El recordatorio aparece hasta al finalizar la cartelera de los diversos canales.
Nada, que de enemigo número uno, el caracol gigante africano ha devenido uno más entre nosotros.
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Caracol gigante africano en Cuba: ”¡Ni lo toques!”
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