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Cae el Banco Popular: ¿y a mí qué?

Banco Popular

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Algunos se creen que el desmoronamiento del Banco Popular es problema de unos pocos inversores que se han quedado sin dinero o de unos trabajadores preocupados por su futuro, pero no es así. Es algo que va mucho más allá. No lo digo solo por evidenciar que los reguladores no hacen su trabajo, sino porque es una operación que nos afecta o afectará a todos nosotros.

El 7 de julio se cumple exactamente un mes desde que Europa tomara el control del Banco Popular, tras la decisión de la Junta Única de Resolución, lo cual derivó en su venta por 1 euro al Banco Santander. Cabe recordar que es la primera vez que se activa dicho mecanismo, basándose en las manifestaciones y conclusiones del BCE sobre la viabilidad y liquidez de la entidad.

Ahora, un mes después de la resolución, siguen existiendo muchas sombras e incertidumbres sobre esta operación. Además, otra vez, para descrédito de la sociedad en general, vemos como nuestros organismos reguladores intentan “ponerse de perfil” ante otra grave crisis financiera de un banco español. A todo esto, hay que sumarle la propia maquinaria y estrategia del banco comprador, lo cual dificulta aún más que sepamos la realidad de este asunto.

Recientemente hemos podido leer declaraciones, tanto por parte de la CNMV como del propio Banco Santander, que afirman “que la operación implica riesgos desconocidos” aludiendo a que quizás la información facilitada por el Popular no fuera del todo veraz. Ahora me pregunto, ¿alguien puede creerse que el Banco Santander se ha embarcado en esta aventura sin tener medido al milímetro cada uno de sus pasos y la situación de la entidad adquirida? Por eso, podríamos estar ante otra manipulación o una necesidad de querer transmitir desconcierto de manera interesada.

En este caso, lo realmente indignante es que los intereses y las cifras que estamos manejando son tan elevadas, que al final nadie se acuerda ni de los trabajadores del banco, ni de los accionistas minoritarios que han perdido su dinero, ni de definir las acciones compensatorias que se podrían llevar a cabo. Esto no entra dentro de las prioridades de las negociaciones que se deben estar llevando a cabo en algún restaurante de lujo o en alguna reunión de máxima confidencialidad. Total, parece que como no hay dinero público de por medio, podemos mirar todos para otro lado pues esto es el problema de unos pocos y no algo que nos afecta a toda la sociedad. Sinceramente, en mi opinión, es evidente que avanzamos hacia la concentración de todo el poder en determinados bancos, que los españoles ya hemos aprendido la lección y sabemos perfectamente que si algún día tienen problemas, recurrirán a las arcas del Estado por tratarse de lo que llaman bancos sistémicos. ¡Así que mucho ojo, pues sí que nos afecta a todos lo qué pasa en esta operación!

Dudas en el aire

Dejando claro que es un problema que a la larga nos hará, de una u otra forma, a todos participes de su desenlace, debemos insistir en aclararlas dudas que siguen en el aire:

En fin, UPYD en su día fue el único partido político en defender el interés general de los ciudadanos al sentar en el banquillo a los responsables de la estafa de Bankia. Con ello destapamos muchas vergüenzas de nuestro sistema financiero y de sus mecanismos reguladores.A raíz de lo ocurrido en el Popular, se deduce que los mecanismos reguladores no solo no han aprendido, sino que siguen en su política de mirar hacia otro lado. Es verdad que nos podemos alegrar de que se haya rescatado a un banco sin socializar sus pérdidas, pero no por ello vamos a dejar de analizar el asunto en profundidad, ver los intereses reales detrás de todo esto, y defender a todos esos ciudadanos anónimos perjudicados por todo el entramado.

*Cristiano Brown, portavoz de Unión Progreso y Democrácia (UPyD)

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