El primer ministro británico, Boris Johnson
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha afirmado que la pandemia «ha sido un desastre» para Reino Unido y ha expresado su «preocupación» por el repunte de los contagios en la localidad de Leicester, que estudia aplazar dos semanas más el inicio de la nueva fase de la desescalada.
El Ministerio de Sanidad ha informado este lunes de 815 nuevos casos de COVID-19, lo que eleva el balance provisional a 311.965. Al menos 43.575 han perdido la vida por la enfermedad, 25 más que el domingo, si bien los datos de los primeros días de la semana suelen ser más bajos.
«Esto ha sido un desastre, por decirlo claramente. Ha sido una completa pesadilla para el país, que ha pasado un shock profundo», ha reconocido el ‘premier’ en declaraciones a Times Radio. Johnson, que estuvo ingresado en cuidados intensivos tras contagiarse, ha asegurado que el Gobierno le debe a las víctimas saber «qué es lo que se ha hecho mal», aunque ahora no sería «el momento».
El Gobierno no ha ocultado su preocupación en estos últimos días por la situación de zonas de playa que han registrado aglomeraciones y por focos como Leicester, que ha registrado 866 nuevos contagios en las dos semanas previas al 23 de junio, según datos oficiales.
Johnson ha reconocido estar «preocupado por Leicester» y ha advertido de la posibilidad de adoptar «confinamientos locales» si se considera necesario. El alcalde, Peter Soulsby, ya ha solicitado que las actuales restricciones se mantengan al menos dos semanas más, de tal forma que bares y restaurantes no se abran en la localidad el 4 de julio.
En Escocia, este lunes han reabierto sus puertas comercios no esenciales como las tiendas de ropa, lo que se ha traducido en colas en grandes establecimientos. La ministra principal, Nicola Sturgeon, ha instado a la población a actuar con responsabilidad para «no desperdiciar» los progresos de las últimas semanas.
Por otra parte, el Gobierno de Gales ha anunciado un cambio en la normativa para permitir que a partir del próximo lunes dos familias puedan unirse en una especie de «hogar extendido» y para mantener reuniones bajo techo e incluso pasar la noche juntos, informa la BBC.
MULTAS POR NO IR A CLASE
Las diferentes autoridades de Reino Unido ultiman ya los preparativos del próximo curso académico, que en el caso de Inglaterra podría implicar la imposición de multas para los padres que decidan no llevar a sus hijos a clase sin tener una razón de peso.
«Tenemos que volver a la educación obligatoria y, obviamente, las multas son parte de eso», ha explicado el ministro de Educación, Gavin Williamson, que solo admitirá las ausencias cuando hay «buenas razones» que las justifiquen, por ejemplo un repunte de las infecciones a nivel local.
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