Una pregunta al único cubano que le ha cantado a los esquimales

Cuba

Una pregunta al único cubano que le ha cantado a los esquimales

Luis Emilio Ríos Morales saltó a mayor fama al interpretar Gilberto Santa Rosa su canción Qué manera de quererte.

Luis Emilio Ríos Morales

Luis Emilio Ríos Morales

Conversar largamente toda una tarde noche hasta casi la madrugada, en nada más alejado que una rutinaria entrevista, con un hombre que ya ha ocupado sitial de honor en la música cubana y transcribir sólo una palabra de su cosecha es algo que no resulta muy frecuente en esta profesión donde suele dársele rienda suelta al interlocutor.

Este compositor nacido en el barrio habanero de Cayo Hueso, entre otras virtudes musicales acompañantes, vive en Miami y no es otro que Luis Emilio Ríos Morales, quien saltó a mayor fama según los especialistas, al interpretar Gilberto Santa Rosa su canción Qué manera de quererte, muy conocida en la isla y en muchos circuitos internacionales.

Mérito no sólo para el puertorriqueño, probado amigo de Cuba, sino por más de quince cantantes nacionales o foráneos con trayectoria reconocida. Entre ellos, Omara Portuondo, Albita Rodríguez, Xiomara Laugart y Gabino Pampini, entre otros.

La historia de la canción comenzó cuando en 1980 fue algo parecido a un poema de una enamorada en la que texto y melodía sufrieron una suerte de metamorfosis en balada, trova hasta convertirse en lo que fue, un son de largo alcance y popularidad que ha llegado hasta el mismísimo Hollywood en una cinta protagonizada por Sylvester Stallone y Sharon Stone, The Specialist, para los cinéfilos.

El andar de Emilio Ríos por los caminos de la música es amplio hasta llegar a un singular momento: la creación junto a su hermano Efraín del septeto Raisón, en 1983 y ranqueado entre los diez mejores grupos de música tradicional allá por los 90s del siglo pasado. Recorrieron medio mundo y grabaron para numerosas disqueras.

En el 2008, ya disuelto Raisón, nuestro compatriota participó en un festival para inuit, población nativa del ártico, convirtiéndose de esa manera en el primer cubano que hacía mover el rígido esqueleto de hombres condenados a poco menos que vivir en constante congelamiento y con una muy particular idiosincrasia.

Entre melodías interpretadas en familia en razón del cumpleaños de su hermano, con él en el tres y Carlitos el sobrino en el bajo, alguna que otra cerveza, anécdotas de viajes, glorias y pesares, e íntimas confesiones de guardar para sí algunas composiciones que conserva bajo la manga, transcurrió la noche hasta acordar una sola pregunta pública:

-¿Por qué Cuba?

Debo confesar que lo pensó mucho. Movía las cuerdas de la guitarra como buscando la respuesta. Era larga la “partitura” y decidió resumirla sin pretender ser portavoz de los tantos cubanos con techo y vida fuera de la isla:

-Sentimientos.

Vino entonces Qué manera de quererte. Varios fueron los vecinos que se asomaron al balcón o abrieron ventanas en la barriada de Habana del Este sin tener la menor idea de lo excepcional del momento. Ríos y su instrumento invitaban a la historia.

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