Cuando el televisor no basta: El fenómeno de la segunda pantalla

Segunda pantalla

Cuando el televisor no basta: El fenómeno de la segunda pantalla

Segunda pantalla

Según encuestas recientes, casi la mitad de los televidentes utilizó el año pasado al menos un segundo dispositivo. Uno ojo en el televisor y otro en el smartphone: el teléfono inteligente lo ha cambiado todo. Los canales lo saben y por eso cada vez hay más ofertas «second screen» (segunda pantalla).
 
Ya se trate de una serie policíaca o un concurso televisivo, cada vez más cuando uno mira el televisor mira simultáneamente el smartphone, la tablet o la notebook, o bien para googlear la respuesta correcta, leer el currículum de una actriz, enviar un mensaje al programa o chatear con la mejor amiga sobre las cualidades del protagonista.
 
Según encuestas recientes, casi la mitad de los televidentes utilizó el año pasado al menos un segundo dispositivo, y entre los que tenían entre 14 y 29 años incluso casi un 80 por ciento. En muchos de los casos se le prestaba más atención a la segunda pantalla.
 
«La llamada segunda pantalla, el smartphone, en realidad se ha convertido en la primera en cuanto a tiempo de uso», señala el profesor Jens Müller, comunicólogo de la Escuela de Empresa y Tecnología de la Información (BiTS, por sus siglas en inglés) de la ciudad alemana de Iserlohn.
 
«Ese aparato nos conecta con el mundo, nos brinda todo el tiempo informaciones de actualidad, es una enciclopedia con Wikipedia, nos explica el mundo con Google o nos hace jugar con una de sus millones de aplicaciones», agrega.
 
Cada uno debe decidir si la segunda pantalla realmente le aporta un auténtico valor añadido. Los canales aún se encuentran en la fase de prueba. Las buenas ofertas son como «la guinda del pastel», opina Müller, que colabora en la planificación empresarial del segundo canal de la televisión alemana, ZDF. «Es agradable, rica, pero no convierte un pastel aburrido en una magnífica tarta de bodas».
 
Por ejemplo, el canal germano ARD desarrolló una app para uno de sus programas de mayor éxito y más antiguo, «Tatort» («Escena del crimen»), que se llama «Investigación en vivo». Allí aparecen los sospechosos, móviles e informaciones adicionales de forma paralela a la trama, y el objetivo es elegir al culpable correcto antes de que acabe cada capítulo.
 
Una cuestión que no está aclarada del todo es la forma en que actúa sobre el espectador esta inundación de información. ¿Se pierde concentración o al contrario se la entrena más?
 
Müller cree que no hay que sufrir por ello: hoy en día nadie quiere renunciar a tener acceso a todo, en todo momento y en todo lugar, en su pequeña pantalla. El smartphone ha convertido a todo el mundo en un experto en «multitasking».
 
Pese a la distracción que suponen Internet y sobre todo las redes sociales, Müller está convencido de que «en el disparo al arco o el beso que pone punto final a la película romántica todo el mundo se concentra en la primera pantalla».
 
Básicamente, las aplicaciones y ofertas «second screen» son una posibilidad para los canales de estar más en contacto con sus espectadores, sobre todo los privados, que no se pueden permitir pérdidas económicas. Más seguidores fieles y una mayor implicación con sus programas favoritos les traerán previsiblemente más publicidad.

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