Sudán ratifica el aumento de la inestabilidad en África tras una sucesión de golpes de Estado en 2021

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Sudán ratifica el aumento de la inestabilidad en África tras una sucesión de golpes de Estado en 2021

El primer país en sumirse en un cambio de poder al margen de la Constitución fue Chad.

Manifestantes delante del Ministerio de Defensa de Sudán en Jartum durante una protesta en 2019 - Ala Kheir/dpa

Manifestantes delante del Ministerio de Defensa de Sudán en Jartum durante una protesta en 2019 - Ala Kheir/dpa

El golpe de Estado de este lunes en Sudán supone una ratificación del aumento de la inestabilidad política en África y el nuevo ascenso de la implicación de los ejércitos en la política del continente, tras varias asonadas exitosas y tres intentonas abortadas por las autoridades.

El primer país en sumirse en un cambio de poder al margen de la Constitución fue Chad, cuando la muerte del presidente, Idriss Déby, en el marco de una ofensiva de los rebeldes del Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT) se vio seguida por el surgimiento de una junta militar encabezada por su hijo, Mahamat Idriss Déby.

La muerte de Déby –en el poder desde 1990– fue confirmada el 20 de mayo por el portavoz del Ejército, Azem Bermandoa, quien anunció además la disolución del Parlamento y el Gobierno y la creación de un Consejo Militar de Transición (CMT) encabezado por el hijo del expresidente y encargado de encabezar la transición.

El fallecimiento de Déby tuvo lugar además horas después de que la comisión electoral confirmara su victoria en las elecciones recientemente celebradas, lo que llevó a parte de la oposición a denunciar «golpe institucional», si bien el líder del CMT aseguró que se trataba de un esfuerzo por mantener la estabilidad y prometió elecciones en 18 meses.

Desde entonces, ha anunciado la creación del Consejo Nacional de Transición (CNT), que funge como Parlamento, y el nombramiento de Albert Pahimi Padacké como primer ministro, si bien en la práctica el Ejército y él mismo como líder del CMT mantienen un férreo control sobre la situación política en el país.

Apenas un mes después, el coronel Assimi Goita encabezó el segundo golpe de Estado en menos de un año en Malí debido a las tensiones con los entonces presidente y primer ministro de transición, Bah Ndaw y Moctar Ouane, respectivamente, sobre una remodelación del Gobierno que dejaba de lado a pesos pesados de su junta.

Goita ya lideró en agosto de 2020 una asonada contra Ibrahim Boubacar Keita tras semanas de masivas protestas contra su Gobierno, tras lo que anunció la puesta en marcha de una transición de 18 meses encabezada por Ndaw y Ouane, mientras que él se reservó el puesto de vicepresidente, desde el que encabezó el siguiente alzamiento.

Ndaw y Ouane fueron detenidos por militares y posteriormente dimitieron bajo presión, días después de que el presidente volviera a nombrar a Ouane como primer ministro y después de que éste anunciara un Gobierno en el que los militares mantenían su preponderancia, si bien contemplaba la salida de altos cargos de la junta.

Tras ello, el opositor Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas (M5-RFP) –una de las fuerzas organizadoras de las protestas contra Keita– aplaudió el «movimiento de rectificación» en la transición y el presidente del comité estratégico del movimiento, Choguel Maiga, fue premiado con el cargo de primer ministro.

LOS GOLPES EN GUINEA Y SUDÁN

Guinea se convirtió en el tercer país africano en verse sacudido en 2021 por una asonada después del arresto el 5 de septiembre del presidente, Alpha Condé, tras varios años de crisis política por su decisión de presentarse a un tercer mandato y las denuncias de fraude por parte de la oposición en las elecciones de 2020.

Militares en Conakry, Guinea - SADAK SOUICI / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO
Militares en Conakry, Guinea – SADAK SOUICI / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

Condé, quien accedió a la Presidencia en 2010 tras décadas como líder opositor bajo la dictadura de Lansana Conté, recurrió a una reforma constitucional denunciada desde la oposición para poder presentarse a los comicios, cuyos resultados fueron rechazados por el resto de candidatos, pese a lo cual formó un nuevo Gobierno.

En este contexto, el golpe liderado por Mamady Doumbouya, quien instauró el Comité Nacional de Reconciliación y Desarrollo (CNRD) –nombre oficial de la junta– fue incluso aplaudido por el principal líder opositor, Cellou Dalein Diallo, quien argumentó que realmente Condé no contaba con el mandato popular para seguir al frente del país.

Doumbouya se ha comprometido igualmente a un proceso de transición y ha nombrado a Mohamed Béavogui como nuevo primer ministro, mientras que la oposición ha dicho que dará el visto bueno al proceso siempre y cuando derive en la celebración de elecciones y en garantías sobre el retorno del poder a manos de las autoridades civiles.

Por su parte, Sudán ha sido escenario de un nuevo golpe –tras el vivido en 2019 contra Omar Hasán al Bashir– tras semanas de graves tensiones entre civiles y militares el seno de las autoridades de transición y las recientes manifestaciones y contramanifestaciones en apoyo al Ejército y al Ejecutivo.

El país africano ya fue escenario de un intento de asonada en septiembre, achacado a elementos del Ejército vinculados a Al Bashir, si bien fue abortada por el Ejército. Sin embargo, la intentona llevó a un cruce de críticas entre militares y civiles que finalmente se ha saldado con un golpe de mano del presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan.

Al Burhan ha anunciado durante la jornada la disolución del Consejo Soberano y del Gobierno de transición instaurado en 2019, así como la instauración del estado de emergencia, horas después de la detención del primer ministro, Abdalá Hamdok, y varios ministros y miembros civiles del Consejo Soberano.

Hamdok ha hecho un llamamiento a las movilizaciones después de su detención que ha llevado a miles de personas a manifestarse en la capital, Jartum, ante lo que las fuerzas de seguridad han reaccionado disparando contra ellas, dejando al menos una decena de heridos, según el Ejecutivo.

INTENTONAS EN NÍGER Y GUINEA-BISSAU

Antes de los citados golpes, las autoridades nigerianas denunciaron en marzo una intentona infructuosa a raíz de un tiroteo registrado en los alrededores del Palacio Presidencial, situado en la capital, Niamey, después de la victoria en las últimas elecciones de Mohamed Bazoum.

Níger, que ha sido escenario de tres golpes de Estado desde su independencia de Francia en 1960, estaba a pocos días de completar su primer traspaso pacífico de poderes después de la victoria de Bazoum, ‘delfín’ del presidente saliente, Mahamadou Issoufou, quien ocupaba el cargo desde 2012.

La intentona tuvo lugar después de que el expresidente Mahamane Ousmane (1993-1996) se negara a reconocer los resultados tras denunciar un fraude y convocara protestas «pacíficas» en Niamey y otras ciudades del país para rechazar el anuncio del Tribunal Constitucional, que ratificó la victoria de Bazoum.

Por su parte, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Guinea Bissau, Biangue Na Ntan, aseguró la semana pasada que las autoridades habíann identificado a un grupo de militares que estaban preparando un golpe de Estado y resaltó que la intentona ha sido desarticulada.

Así, dijo que «los jóvenes han denunciado a sus superiores». «Quiero asegurar que las Fuerzas Armadas se han alejado ya de la política. No hay que estar implicado en la política. Dejadlo, camaradas», señaló, antes de apostar por «acompañar esta dinámica de paz y estabilidad».

Las declaraciones de Na Ntan llegaron después de que el presidente, Umaro Cissoko Embaló –quien asumió el cargo en 2020 tras unas presidenciales que derivaron en una profunda crisis institucional–, saliera del país para una visita oficial de dos días al extranjero. Tras ello, el mandatario pidió a los militares que no aceptaran ser manipulados y solicitó que «rechacen todos los malos actos que puedan poner en duda el buen nombre de Guinea-Bissau».

La situación supone un cambio en la tendencia en los últimos años. Según el ‘Journal of Modern African Studies’, el continente fue escenario de 80 golpes y 108 intentonas entre 1956 y 2001, una cifra que se redujo en el periodo hasta 2019. Entre 2010 y 2020 se registraron golpes en Guinea-Bissau (2012), Egipto (2013), Burkina Faso (2015) y Zimbabue (2017), además de las citadas asonadas en Sudán y Malí en 2019 y 2020, respectivamente.

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