Cartas sobre la mesa, que nos jugamos el futuro

Elecciones europeas

Cartas sobre la mesa, que nos jugamos el futuro

Sede de la Comisión Europea

Resulta insultante que una mayoría de políticos se estén aprovechando del desconocimiento ciudadano sobre cómo funciona la Unión Europea y sobre qué materias se pueden abordar en ella para prometer quimeras o reivindicar cuestiones que nada tienen que ver con lo que se dirime en estos comicios. Resulta insultante que una mayoría de políticos se estén aprovechando del desconocimiento ciudadano sobre cómo funciona la Unión Europea y sobre qué materias se pueden abordar en ella para prometer quimeras o reivindicar cuestiones que nada tienen que ver con lo que se dirime en estos comicios. Que digan que éstas son las elecciones europeas más importantes porque se eligen también Presidente de la Comisión y algunos pidan el voto sin decir primero a qué candidato apoyarán. O que renieguen de alianzas peligrosas sin aclarar que el juego parlamentario no les va a dejar muchas más salidas.

Lo hacen porque actuar como un trilero se ha convertido para muchos en una práctica aceptada, que no aceptable, de la que el tahúr de turno saca rentabilidad electoral. Pero no son sino trucos, más o menos fáciles de desenmascarar. Hay engaños más evidentes y fáciles de ver, como cuando nos venden ilusiones, contándonos que ordeñarán vacas bruselenses para traernos el mejor zumo. Pero hay otros trucos menos visibles con los que algunos nos quieren hacer creer todo lo que harán a partir del 26 de mayo sin explicarnos hasta qué punto están en condiciones o no de lograrlo.

El que un eurodiputado haga bien su trabajo defendiendo los intereses de los ciudadanos a los que representa va a depender, principalmente, de dos factores: de las cualidades y conocimientos del elegido, y de la familia europea a la que se una, si es que lo hace. Y no hay que desdeñar el valor, positivo o negativo, de la familia. Se han dando casos de diputados que llegaron al Parlamento Europeo sin apenas idea de Europa y que, arropados por su grupo político, han conseguido entrar rápidamente en la dinámica comunitaria. Del mismo modo, personas muy preparadas y brillantes han visto reducida la calidad de su trabajo parlamentario por no contar con el empuje de una familia política que no sólo apoya sus propuestas en las votaciones sino que pone a su disposición personal y conocimiento muy útil en el trabajo diario. Por contra, pertenecer a una familia condiciona la acción del diputado y coarta su libertad, al verse limitada por la opinión mayoritaria de la masa. El tema no es baladí. Prueba de ello es que estos días los tories británicos andan más que preocupados porque se van a quedar fuera de las grandes familias políticas europeas que van a decidir quiénes van a gobernar Europa en los próximos años.

Uno de los muchos ejemplos es UPyD, que actualmente no pertenece a ninguna familia, lo que ha amortiguado posibles éxitos en su actividad parlamentaria europea y la repercusión de la misma. Algo que quizás deberían saber sus potenciales votantes y que, en cualquier caso, está llevando a sus dirigentes a plantearse si, a partir del 26 de mayo, no deberían entrar en algún grupo político pan-europeo. La pregunta es a quién sumarse. Ligarse a los populares o los socialdemócratas supone poner en peligro ese navegar entra dos aguas que es el centrismo y que parece darle buenos resultados a la formación magenta.

Descartada también la ultraderecha y la izquierda más a la izquierda, la única opción parecen ser los liberales europeos, pero allí tendrían que compartir grupo y votaciones con muchas formaciones nacionalistas, incluida Convergencia, que parece pretende mover su reivindicación soberanista en un grupo donde no todos van a estar a favor de su causa. En la misma situación se encuentra Ciudadanos.

Otro ejemplo son diferentes partidos pequeños que por primera vez podrían obtener representación, y que de conseguirlo se tendrán también que mojar. Hay algunas opciones transparentes, como Primavera Europea, que claramente se ha identifica con Los Verdes europeos y hace abierta campaña por ellos. Otras que prefieren no dar muchas explicaciones. Es el caso de VOX, que compartirá formación europea con el PP, pero de ese tema prefiere no hablar demasiado. Podemos irá al grupo del que ya forma parte IU, pero de eso tampoco se ha enterado mucha gente, porque lo importante para algunos ahora es marcar distancias.

Son cuestiones que si se aclararan antes de los comicios condicionarían algunos votos y sobre todo determinaría hasta qué punto es factible para ellos lograr cumplir lo que prometen. Cuando el futuro de mucha gente está en juego, la partida tiene que jugarse con todas las cartas sobre la mesa, porque o nos tomamos todos las elecciones con la seriedad que esta vez se merecen, o si no, no jugamos ninguno.

* Chema Cruz, periodista, analista de actualidad europea.
@ChemaCruzR

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