La inefable argumentación presidencial

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La inefable argumentación presidencial

Carlos Humanes, Editor de ElBoletin.com

Las peripecias de Rajoy en Washington y su última comparecencia pública con Durao Barroso nos vuelven a mostrar las peculiaridades del inefable presidente español. Cuando aún no se habían apagado los ecos del periplo del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy en Washington, plagado, según la versión que aportan del suceso las crónicas oficiales, de éxitos empresariales y políticos, el líder del PP decidió regalar a los sufridos ciudadanos casi lo más selecto de su argumentario en otra actuación para el recuerdo, protagonizada en compañía del presidente de la Comisión europea, el político portugués José Manuel Durao Barroso que a estas alturas de su carrera está completamente chamuscado.

El viaje oficial realizado esta semana por el presidentes del Gobierno español, Mariano Rajoy a EEUU para entrevistarse con el mandatario estadounidense Barack Obama ha aportado a las crónicas una buena cantidad de anécdotas surrealistas que sumar a la ya larga colección acumulada por el gallego, hasta el punto de que algún comentarista ha llegado a comparar al presidente español y su séquito con aquellas inolvidables cuadrillas de paletos que protagonizaban las películas españolas de finales de los setenta.

Aunque para ser justos quizá haya que señalar que en este singular grupo ha faltado el tristemente desaparecido Paco Martínez Soria para que el relato de las patéticas aventuras que nuestros representantes políticos corrieron en Washington alcanzara una verdadera altura cómica. Tal y como han transcurrido todo, sin embargo, tales peripecias sólo podrían ser calificadas de grotescas o patéticas, en el mejor de los casos. Por más que desde las instancias oficiales de Moncloa se empeñen en difundir una versión del suceso plagada de unos supuestos éxitos económicos y políticos bastante difíciles de percibir.

Y lo hace, por cierto, el mismo equipo de comunicación que parece incapaz de explicar porque se dejó fuera de la rueda de prensa conjunta que dieron Rajoy y Obama a un nutrido grupo de medios de comunicación españoles, entre los que figuraban, entre otros, la radio con más oyentes y el segundo periódico diario con más lectores de este país.

Pero lo mejor aún estaba por llegar. Cuando aún no se habían apagado los ecos del periplo de Rajoy en Washington, el líder del PP decidió regalar a los sufridos ciudadanos casi lo más selecto de su argumentario en otra actuación para el recuerdo, protagonizada, además, en compañía del presidente de la Comisión Europea, el político portugués José Manuel Durao Barroso que a estas alturas de su carrera está más que quemado y completamente chamuscado.

En estas horas difíciles Barroso ha encontrado el inesperado apoyo de Rajoy que no duda en aparecer a su lado y en refrendar la increíble versión de Bruselas sobre el éxito de los rescates puestos en marcha por la famosa ‘troika’ en los países del sur de Europa. Un proceso que acaba de ser criticado con gran dureza por el Parlamento Europeo que exige la disolución de este grupo formado por Bruselas, el BCE y el FMI, al que sus señorías acusan de haber aplicado unos recortes que no han solucionado las crisis económicos, han hecho sufrir a la población y han empobrecido al Continente.

Frente a esta realidad, y al hecho de que las autoridades de los países formalmente intervenidos como Portugal, Irlanda o Grecia eviten siempre que pueden la foto con Barroso y multipliquen sus intentos de zafarse del abrazo de la Comisión y sus socios, a Rajoy le ha parecido oportuno comparecer junto al portugués, para presumir de unos éxitos económicos que España habría conseguido gracias a las políticas de ajuste aplicadas, curiosamente las mismas que le ha impuesto la ‘troika’ a un país que tuvo que tragar la medicina por culpa de la necesidad de reflotar, a un altísimo precio, su sistema financiero.

Lo malo es que a estas alturas de la película, hasta los jóvenes alumnos de bachiller saben que esos supuestos éxitos, como la rebaja de las primas de riesgo, han sido alcanzados también por las otras naciones europeas que habían estigmatizado los mercados financieros y no se relacionan directamente con las presuntas bondades de la política económica aplicada por el Gobierno del PP. Se derivan de la firme actitud mostrada por el BCE para defender el euro que ha vuelto a convertir en atractiva la deuda española y ha animado a los inversores especulativos a trasladar a los bonos de la periferia europea parte del capital que tenían enterrado en los muy seguros, pero poco rentables, activos del Tesoro público alemán.

Así que con tanto ajetreo, y lo cargada que dice tener la próxima semana, no resulta extraño que Rajoy haya optado por suspender el viaje que tenía previsto realizar a Davos para vender de nuevo esos fastuosos éxitos económicos de los que hablábamos antes. Normal que «necesite descansar un poquito», como ha dicho para reponerse de la acumulación de emociones fuertes que ha experimentado esta semana.

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