El sector público tiene que asegurar el crédito

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El sector público tiene que asegurar el crédito

Carlos Humanes, editor de Elboletin.com

Una paradoja diabólica: la banca no da préstamos porque no ‘hay demanda solvente’. Pero el paro y la prevaricación del empleo que impiden que la haya, aumentan por la falta de crédito. Hasta el presidente del Banco Central Europeo (BCE) , Mario Draghi, lo ha reconocido en su última comparecencia: el crédito no llega a las empresas pequeñas y medianas del sur de Europa, de España, lo que complica que se produzca una verdadera recuperación económica. Esa que sólo llegara cuando se cree empleo.

Sin embargo, desde el sector financiero, se achaca esta interrupción del flujo de préstamos a la falta de demanda solvente. La banca no da crédito porque no tiene suficiente garantía de cobro de los muchos aspirantes a prestatarios que, sobre todo en el tejido productivo, se ven abocados, muchas veces al cierre, por la falta de liquidez para seguir adelante.

Una situación aún más diabólica, cuando se mezclan otras peculiaridades malsanas del momento como el hecho de que buena parte de la morosidad, que impide, por ejemplo, pagar sueldos provenga de la Administración o que haya pequeños proveedores que tengan que ingresar el IVA de facturas enviadas a grandes empresas que no les han pagado aún.

Y, es curioso que desde el entorno de esos mismos bancos con serias dificultades para encontrar ‘buenos clientes’ se pidan medidas que profundicen la reforma laboral. O lo que es lo mismo, una vez liquidados los correspondientes eufemismos y llamadas las cosas por su nombre, que se simplifique y abarate aún más el despido.

Un movimiento que si se produce, contribuirá a aumentar el número de parados y también a extender el actual proceso de prevaricación del empleo, en virtud del cuál hay ciudadanos que tienen empleo, pero no ganan lo suficiente para pagar los préstamos hipotecarios que recibieron en los años dorados de la burbuja inmobiliaria. Y sí, es cierto que en ese contexto es muy complicado dar créditos y tener la certeza de que los prestatarios van a devolverlos.

Y, por todo eso, el crédito en España sigue débil y 18 meses después de que el Gobierno pidiera a Europa el rescate financiero, el desplome aún no ha tocado suelo. Es más, según se desprende de los últimos datos del Banco de España, en este aspecto, la situación empeora sustancialmente.

El pasado mes de octubre, última estadística cerrada disponible, el crédito a los hogares se redujo un 5,2%, hasta situarse en 793.940 millones de euros. Una mala cifra récord. Lo mismo que los guarismos referentes al flujo efectivo del dinero prestado, que compara las cifras por la variación neta de los activos, la medida favorita del Supervisor, que registra un descenso del 4,7%, también histórico.

Y, volviendo a la comparecencia de Mario Draghi de la que hablábamos al principio, el presidente del BCE mostró su preocupación porque las ‘inyecciones’ de dinero público que reciben los bancos no llegue a los ciudadanos. Porque el dinero del BCE, por mucho que haya quien no quiera admitirlo, es dinero público y por ahora, sólo parece haber servido para la entidades se financien al 1% y presten este dinero al Estado al 4% o el 5%, comprando bonos.

Bonos que luego, gracias a la reducción de la prima de riesgo que ha aumentado el precio de estos activos de renta fija, también pueden vender de un modo muy ventajoso en el mercado de cuando en cuando para aligerar las carteras y conseguir más beneficio adicional con el proceso.

Y llegados a este punto, vuelve a ser el momento de recordar a quien corresponda que tendrá que ser el sector público quien rompa el circuito infernal y restablezca el flujo del crédito hacia las empresas para que puedan seguir funcionando, propicien el crecimiento económico y creen empleo.

Porque quizá sea lógico que las empresas privadas miren sólo por sus intereses y por asegurar su supervivencia, pero no lo es tanto que estén recibiendo un dinero público que no llega a otras partes donde se necesita más.

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