El año de la libreta

Especial XXII Aniversario

El año de la libreta

Pendientes de una recuperación económica que es leve pero según Montoro va a asombrar al mundo lo que marca este año es una libreta cutre, con anotaciones a lápiz, (tal y como haría un tendero decía su propietario), la famosa libreta de Luís Bárcenas. Pendientes de una recuperación económica que es leve pero según Montoro va a asombrar al mundo lo que marca este año es una libreta cutre, con anotaciones a lápiz, (tal y como haría un tendero decía su propietario), la famosa libreta de Luís Bárcenas. Hasta que el juez Ruz no descubrió el pastel no sabíamos que había donantes tan generosos que entraban en Génova con la intención de ser recompensados después con algún chanchullo de obra pública. Esa libreta hace temblar al PP, ha descubierto trasuntos tan poco agradables para Cospedal como que Rajoy prefirió reunirse con Arenas y Bárcenas sin informar a su secretaria general. Un mar de fondo se agitó y Rajoy tuvo que acudir el 1 de agosto al Congreso a dar explicaciones que convencieron poco a la oposición. Rubalcaba amagó con una moción de censura pero aquello quedó en brindis al sol: “requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada” decía Cervantes. Tampoco está Rubalcaba para mucha agitación interna, siempre vigilado por Carme Chacón en el observatorio de Miami.

Desde que apareció la famosa libreta que unos negaron y otros han tenido por la Biblia de la corrupción todo ha girado alrededor, (del hedor), de ella. Tanto que Rajoy tuvo que reunir a los suyos en Moncloa para decirles que gobernar es algo mas que echar balones fuera, y que debían pregonar las conquistas económicas del gobierno. Ahí se le fue el entusiasmo a Fátima Báñez que dio una rueda de prensa para anunciar con clarines y trompetas que el paro había bajado en el mes de agosto en treinta y una personas, (si contamos que Rato fichó por Botín entonces serían treinta y dos).

La libreta es la que ha impedido hacer cambios en el ejecutivo, la que ha marcado las agendas, la que nos ha llevado a reavivar el conflicto con Gibraltar, (y vaya usted a saber si también la que obligó a Jaime Ostos a enseñar el muslo corneado ¡hace cincuenta años! en portada de “La Gaceta”). Está claro que la libreta perturbó a muchas personas que teníamos en su sano juicio como el ministro Margallo. Su presencia bloquea asuntos internos y provoca un lío tras otro en el Congreso dónde no hay día en el que no se registre una pregunta parlamentaria incómoda para el presidente del Gobierno.

El que tenía que tirar de la manta aguarda su momento en la cárcel de Soto del Real, y el juez que tenía que resolver recibe ordenadores con los discos duros limpios y formateados. Decía Gómez Bermúdez que él no pide ordenadores, directamente va a por ellos. Pues por el camino alguien debió pensar que era mejor eliminar la huella del pasado por si luego se complica el futuro.

Bárcenas es como el niño caprichoso que se niega a tocar el piano delante de las visitas y se vuelve pesado, plasta y poco agradable.

Más información