MEJOR QUE RESTAR PUNTOS

Opinión

MEJOR QUE RESTAR PUNTOS

Para mí que eso de andar restándonos puntos a los conductores cada vez que nos pillan in fraganti después de haber empinado el codo puede acabar convirtiéndose en una mariconada, como dicen los castizos, por mucho que la DGT se empeñe en asegurar, como se empeña, que es efectivo para reducir los accidentes de tráfico. Mucho más eficaz sospecho que podría resultar, si es que nuestras autoridades se deciden a copiar la iniciativa, lo que se proponen los mandamases policiales de Shanghai en su empeño por finiquitar de una vez por todas el problema de la siniestralidad vial. Al conductor que se obstina en beber alcohol — unas cañitas, unos chiquitos, un sol y sombra para acompañar el farias– antes de sentarse al volante pues se le declara “culpable de poner en riesgo la seguridad pública de forma peligrosa” e inmediatamente se le aplica la legislación vigente en China, que para eso es una república popular con leyes severas y, para qué engañarnos, algunas un pelín duras. Es decir, nada de retirada temporal del carné ni puñetas de semejante calibre. Hay muchos millones de chinos y eso crearía enormes dificultades burocráticas: se tira por elevación y al aspirante a borrachazo se le condena a la pena de muerte que una vez ejecutada le impedirá reincidir. Así, partiendo de la teoría de que acabar con el perro es la mejor manera de erradicar la rabia, pasando por la piedra a los conductores borrachos, uno tras otro, pues los efectos del alcohol en las carreteras acabarán convirtiéndose previsiblemente en historia. Nadie se atreverá no ya sólo a beber alcohol, quizás ni siquiera a arriesgarse a conducir, no vaya a ser que los agentes le conminen a uno a soplar, que el alcoholímetro esté estropeado y que acabe en el patíbulo sin comerlo ni beberlo, bueno quiero decir sin beberlo. Métodos expeditivos a grandes males. Aquí no se nos habían ocurrido, esa es la verdad. Pero es que por aquí siempre vamos con retraso.

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