La economía de la corrupción

Opinión

La economía de la corrupción

La pasada sesión de control pregunté al presidente Camps si creía que puede resultar eficiente y competitiva una economía como la valenciana, en la que se producen de forma habitual comportamientos como los que están poniendo de manifiesto las actuaciones judiciales conocidas públicamente como caso ‘Gürtel’ o caso ‘Brugal’. Hasta ahora creíamos que con el ‘caso Gürtel’ nos había descubierto una especie de ‘patente de corso’. Había una empresa que tenía esa patente para moverse por todas las consellerias. Es decir, Camps contaba con un ejército propio para las elecciones que lo pagábamos todos los valencianos a través de nuestros impuestos.

En estos momentos, si la Comunitat Valenciana fuera un Estado, en materia de Política Internacional se estaría debatiendo ahora si somos un Estado fallido. Porque un Estado fallido no es solamente el que se dedica al narcotráfico o al terrorismo o al fundamentalismo. Un Estado fallido según los tratadistas de Derecho Internacional es aquel en el que no se cumplen las leyes, y aquí las leyes de contratación no se cumplen; en el que existe una corrupción extrema, y aquí existe una corrupción extrema; en el que hay una burocracia impenetrable, y aquí hay una opacidad absoluta; y en el que existen poderes al margen de las instituciones políticas, y aquí hemos visto que existen esos poderes».

En la Comunitat Valenciana hemos pasado de la patente de corso al Estado fallido. Y todo porque, según mi opinión, Camps nos ha llevado a la economía de la corrupción, la economía de Camps. Y esa economía explica sus inclinaciones estratégicas por los parques temáticos, el crecimiento urbanístico desbocado y los grandes eventos. No es una estrategia económica, es una estrategia que le permite la discrecionalidad administrativa y gastar mucho dinero público. Dinero opaco y sin control como el que se han gastado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA). ¿Dónde vamos con este modelo económico? Si no pagan ni los sellos, si le cortan la luz, si su Consell no puede funcionar, dónde nos está metiendo Camps ahora?

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