25 años de propiedad de las acciones cotizadas españolas

Tribuna Especial 25 Aniversario

25 años de propiedad de las acciones cotizadas españolas

Domingo J. García Coto, Director del Servicio de Estudios de BME

Muy pocos medios de comunicación pueden enorgullecerse de haber sido protagonistas y cronistas de primera fila del gran cambio experimentado por los mercados de capitales españoles y en particular de la Bolsa durante el último cuarto de siglo.
Muy pocos medios de comunicación pueden enorgullecerse de haber sido protagonistas y cronistas de primera fila del gran cambio experimentado por los mercados de capitales españoles y en particular de la Bolsa durante el último cuarto de siglo. El Boletín es uno de ellos. Desde los compases iniciales de la década de los 90, primeros años del Big Bang de la Bolsa española, ha jugado un papel protagonista en uno de los ámbitos sobre los que pivotó la profunda reforma de los mercados de capitales: la transparencia y difusión de la información necesarias para garantizar la eficiencia de los mercados.
 
El inicio de El Boletín, “diario de actualidad y finanzas desde 1992”, coincide también con las primeras estadísticas elaboradas y publicadas por el Servicio de Estudios de la Bolsa de Madrid sobre la distribución de la propiedad de las acciones de las empresas españolas cotizadas en nuestro mercado de valores. Los datos se obtenían (y se obtienen) de múltiples fuentes de información, desde las propias compañías cotizadas hasta el Banco de España o la CNMV y otras instituciones públicas y privadas.
 

Participación acciones españolas

 
La evolución que desde 1992 hasta ahora trazan esas estadísticas bien puede servir para ilustrar no solo la trayectoria de la Bolsa sino también de la propia economía española de la que El Boletín ha sido cronista de excepción: apertura al exterior, mayor interacción e implicación de la sociedad en los mercados y reducción del tamaño del sector bancario.
 
En lugar destacado debe figurar la intensa y creciente participación de los inversores extranjeros. Hoy son propietarios de más del 42% del valor de las acciones de las empresas cotizadas, cifra en constate crecimiento desde 1992 y reflejo de la integración de la economía española en el ámbito financiero internacional y de la confianza de los inversores foráneos hacia España.
 
La participación de los inversores extranjeros en la Bolsa española se materializa en distintas formas, desde participaciones de control o minoritarias a través de empresas, hasta inversión a través de los denominados inversores institucionales, es decir fondos de inversión, fondos de pensiones y aseguradoras. Ahora mismo, las acciones de compañías españolas cotizadas están presentes en casi 9.000 fondos mundiales.
 
También con una participación destacadísima en la propiedad de las empresas de la Bolsa en el último cuarto de siglo figuran los hogares españoles. Entre 1992 y 1998 ascendió más de 10 puntos porcentuales hasta alcanzar un máximo del 35,1% como consecuencia de ambiciosos programas de privatizaciones y del buen comportamiento de los precios de las acciones, convirtiéndose la inversión en Bolsa en un fenómeno social con una presencia a partir de entonces muy destacada en los medios de comunicación. Posteriormente, los difíciles momentos vividos por los mercados bursátiles como consecuencia de la corrección de la burbuja tecnológica y la crisis financiera mundial redujeron el nivel de la participación de las familias hasta el entorno actual del 25%, todavía muy por encima de la media de los países europeos más importantes.
 
Inversores extranjeros y familias españolas restaron protagonismo en la Bolsa a otro tenedor importante de acciones: las Administraciones Públicas. Si en 1992 eran propietarias del 16,6% del valor de las empresas cotizadas, su peso quedó reducido a un testimonial 0,2% en el año 2000 para recuperarse ligeramente a partir de 2013 como consecuencia de la privatización parcial de la nacionalizada Bankia y de la exitosa colocación de la gestora aeroportuaria Aena.
 
Otro fenómeno de gran relevancia para la economía española y en particular para los mercados financieros ha sido la reducción del papel de la banca como propietaria de acciones cotizadas. Los bancos españoles tienen ahora mismo apenas una cuarta parte de la participación del 15,6% que poseían en las empresas españolas cotizadas en el año 1992. Una evolución que es reflejo tanto de profundos cambios estructurales experimentados en el ámbito empresarial de la economía española en los últimos 25 años como del impacto más reciente en el sistema financiero española de la crisis financiera mundial que comenzó a dejarse sentir en 2007.
 
Entre las asignaturas pendientes que nos han dejado los últimos 25 años en términos de participación bursátil está el reducido papel que como propietarios de acciones españolas juegan nuestros fondos de inversión, pensiones y aseguradoras. Su participación apenas ha repuntado tres puntos desde 1992 hasta el 7,9% actual, muy por debajo de lo habitual en países anglosajones pero también de otros grandes países de la Europa continental.
 
Si en los pasados 25 años el comportamiento de estos grupos de inversores ha servido para trazar la evolución de la Bolsa española, su papel en el futuro será también extraordinariamente relevante y servirá para medir las expectativas y la confianza o desconfianza generada por la economía y las empresas españolas.
 

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