¿Coca-Cola o Pepsi? Si no tienen a Daurella, tráiganme a cualquiera

Chismes y apuntes

¿Coca-Cola o Pepsi? Si no tienen a Daurella, tráiganme a cualquiera

Coca-Cola

La presidenta de Coca-Cola European Partners ha plantado a la prensa congregada en el estreno bursátil de la compañía y ha mandado a la lidia a uno de sus subalternos. Coca-Cola lleva promocionándose desde 1970 como “la chispa de la vida”. Y, quién sabe si en honor a este reconocido eslogan comercial, en el estreno en la Bolsa de Madrid de la macroembotelladora europea del popular refresco también han saltado chispas. Eso sí, pocos se las habían visto tan poco dulces en un día de festejo.

La presidenta de Coca-Cola European Partners, que este jueves ha arribado finalmente al parqué madrileño después de haber hecho escala en Nueva York, Londres y Ámsterdam, ha sido la responsable de este para muchos inesperado trago amargo. Sol Daurella ha optado por dar a la abundante prensa congregada para el acto con un palmo de narices y huir de sus preguntas. Quién sabe ahora si incomodas o complacientes.

A pesar de que el parqué del madrileño Palacio de la Bolsa se abrillantaba a conciencia en la tarde de ayer miércoles -según han confirmado fuentes de la máxima solvencia- para que hoy Sol (Daurella, se entiende) reluciera con luz propia, la líder de la nueva cotizada ha preferido escabullirse entre los sombríos pasillos que tiempo ha recorrieron los agentes de Cambio y Bolsa. Después del toque de campana, el pertinente discurso inaugural y las fotos de rigor con su equipo directivo, los partícipes del proceso de salida a cotización y el presidente de BME, Antonio Zoido… bomba de humo.

El desplante ha causado la estupefacción de muchos de los plumillas congregados para un estreno en el que no ha faltado alfombra ‘rojo-coca-cola’. Los más veteranos de la plaza madrileña han afirmado que en toda su carrera jamás habían presenciado la espantada de ningún directivo que hubiese apostado por protagonizar el tradicional toque de campana en el estreno como cotizada de su compañía. Un comentario que ha pasado de boca en boca hasta que los gestores de la comunicación de la ya benjamina del parqué madrileño han apostado por una decisión salomónica.

El nórdico Thor Erickson, director de relación con inversores de Coca-Cola European Partners, es quien finalmente en inglés ha tenido que lidiar con los mihuras en los que se habían convertido los periodistas. “A falta de Coca-Cola, habrá que conformarse con Pepsi”, ha sido el bien traído chascarrillo que más se ha escuchado a los pies del Salón de los Pasos Perdidos del corazón financiero de Madrid.

Quizá, en ese mismo salón es en el cual Daurella ha buscado refugio frente al eventual escrutinio de los escribientes de periódicos en torno al futuro de la planta de Fuenlabrada. Una fábrica que hasta su cierre era la chispa y el pan de la vida de 840 trabajadores que, por cuestiones tan inexplicables como la espantada de su jefa, no han llevado sus reivindicaciones hasta la histórica cita en la Plaza de la Lealtad.

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