¿Dónde está la estrategia?

Transiciones

¿Dónde está la estrategia?

Política transicional

Dijimos: “cambia la gobernanza, y eso crea nuevos escenarios decisorios y de contención mutua entre gobierno y oposición”. En los ’50 del siglo pasado, V. O. Key creó el concepto de “elección crítica” para referir comicios que reflejaban un cambio notable en las preferencias de los ciudadanos. Así fue el 6D. A ese cambio debió corresponderse otro, capital, en la gobernanza y logros nacionales. Pero, ¿sucedió?

No, no ha sucedido. Hicimos referencia a la posibilidad surgida el 6D, el 30 del mismo mes, en el artículo “2016”, de nuestra serie anterior en este mismo medio. Dijimos: “cambia la gobernanza, y eso crea nuevos escenarios decisorios y de contención mutua entre gobierno y oposición”.

Hoy decimos, con responsabilidad, que la oportunidad fue desperdiciada. En el tipo de conflicto político presente, no caben actuaciones convencionales, que es lo que viene haciendo la MUD. Toca un exigente manejo estratégico en el cual los factores de conflicto deben ser rigurosamente manejados.

En la fase actual del conflicto, dos factores, de seis de necesaria consideración, son decisivos: la acción internacional y el manejo de las relaciones con la Fuerza Armada Nacional. Lo escribimos desde el 2002. En el momento preciso de hoy, la situación es aún más crítica: el régimen recurre a la violencia, rompe el monopolio que toca al Estado y suelta los demonios. Sitúa la solución en esa área.

En la ortodoxia weberiana, el Estado monopoliza la violencia legítima. En la realidad venezolana actual, el Estado la cede a militares y policías deshonestos, civiles afectos y delincuentes comunes. Eso la pone en manos de muchos; pero, obliga a los militares institucionales a restituirla al Estado. Es la consecuencia natural de la cesión ilícita.

El asunto debe estar en la agenda nacional. Debe ser del manejo opositor. Es tan simple como exigir la restitución de la vida institucional normal. ¿Que lo hará el actual alto mando? No, no lo hará. Pero, las instituciones tienen sus medios de reequilibrio naturales. Y ese reequilibrio es necesario.

Para ello, forzosos los recursos de la opinión y la presión nacionales; pero, también, y sobre todo, de los aliados externos. En las instituciones supranacionales, tal como la OEA, y en partidos, gobiernos y otras instancias estatales. En medios, ONG’s, sociedad civil, movimientos, etc.

La denuncia, la propuesta, la estrategia, la opinión, las alianzas, etc., permanentes son acciones necesarias. Y no es agenda de un “carguito” viajero para favorecer a alguien, sino un virtual trabajo de cancillería. Sí, una cancillería paralela, o en la sombra. Sin complejos. Con probidad. A quién competa.

Eso es potenciar la gobernanza y conquistar logros. Es contener al régimen y apuntar a resultados. Los espacios políticos no valen en sí mismos, sino en cuanto a su contribución a los fines nacionales superiores. Incluso, para el rentista y estéril esquema partidista vigente.

Y sirva la insistencia en nuestro planteamiento de que solo con un proyecto claro y una hoja de ruta apropiada, que incluya la defensa ante las acechanzas del contrario, resultan útiles los triunfos políticos. Solo la claridad de miras y la inteligencia estratégica salvan. Quién las tenga,… ¡que venga!

La actual AN venezolana está frente a un dilema de vida o muerte: o demuestra su trascendencia o morirá por insustancialidad. Habrá quince y último; pero no gratificación. En un contexto distinto, vean la situación española. Un parlamento y un sistema político que no hicieron su trabajo y fenecen. Si ya pasa en ese caso, mutatis mutandis, puede volver a pasar en otras partes. ¡Se busca esperanza!

* Santiago José Guevara García
Valencia, Venezuela
[email protected] / @SJGuevaraG1

Más información