Alcaldes bien peinados

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Alcaldes bien peinados

Que tengan que pagar a escote todos los zaragozanos para que el alcalde salga a la calle engominado en estos tiempos no parece de recibo. Ir por la calle bien peinado parece que es una condición crucial para los alcaldes. Hace algún tiempo causó cierto escándalo que un alcalde de la casta, el leonés Mario Amilivia del PP, persona según parece de puño cerrado con sus dineros y generoso con los ajenos, cargara a los presupuestos municipales las facturas de champú y brillantina que usaba. Ahora el ejemplo ha sido imitado por otro colega, este enemigo de la casta, el zaragozano Pedro Santisteve, del grupo Podemos, que también ha decretado que la gomina que usa corra por cuenta del Ayuntamiento: casi 16 euros cada frasco.

La diferencia de momento entre los dos es que Amilivia acabó dimitiendo ante el escándalo y se quedó rebautizado para los siglos de los siglos como el “alcalde la brillantina” mientras que el señor Santisteve lo será como “el alcalde la gomina, pero, eso sí, sin renunciar a su cargo. Aunque pertenece a uno de tantos partidos antisistema que han surgido últimamente como secuela de los recortes, Común Podemos, comparte la teoría política tan española de que dimitan ellos.

¡Habrase visto, coño! Don Mario Amilivia no encontró justificaciones convincentes para su desvergüenza y aprovechamiento, al menos que yo recuerde; en cambio don Pedro Santisteve – repito mucho sus nombres porque es bueno que se conozcan y no se olviden, que los españoles somos muy olvidadizos – expone unas razones engominadas que, según él, van a misa: “Tengo que estar presentable, decente”. Claro, es razonable y no como alguno de sus colegas de partidos confluentes.

Pero, hombre, que tengan que pagar a escote todos los zaragozanos para que el alcalde salga a la calle engominado en estos tiempos no parece de recibo. ¿Acaso el sueldo de alcalde es tan mísero que no le da para adquirir los productos necesarios para su aseo? Aparte que tengo entendido que la gomina es prescindible – nunca la he usado –, el susodicho señor Santisteve tampoco debe de estar muy bien informado de la historia reciente de la corrupción cutre en España, la que le hermana de por vida con su ex colega, el señor Amilivia y de la podría haber sacado una primera lección.

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