¡Qué peliculón!

México

¡Qué peliculón!

La taquilla de una película del Chapo Guzmán está garantizada ya que es uno de esos personajes que repelen pero enganchan la curiosidad general. Que a menudo la realidad supera a la ficción es de sobra sabido. Desde hace unas semanas asistimos en vivo a veces con incredulidad a las aventuras del Chapo Guzmán, el delincuente mejicano más grosero y escurridizo que recuerdan los tiempos. Desde su infancia mísera en un pueblucho del Estado de Sinaloa al Chapo no han parado de pasarle cosas. Y quizás no dejen de seguirle pasando, porque es joven y a buen seguro de que no se va a resignar fácilmente a pasar los días que le queden de vida en una cárcel de máxima seguridad sabiendo como sabe por experiencia que la seguridad plena no hay cárcel en el mundo que la garantice.

A su convivencia con el delito repleto de peripecias entre pintorescas y valientes, criminales y deleznables, cabe de momento ponerle un broche de vanidad personal que acabó una vez más, y no sin tiroteos por el medio, con su tercera detención. La película que quería protagonizar no podrá ser pero a la que inspira su peripecia no le falta nada, desde el actor de Hollywood famoso hasta una estrella rubia encantada de representar el papel femenino en vivo y sin mucho recato personal. Los guionistas que la acometan en esta ocasión van a tenerlo fácil porque secuencias con violencia, sexo, droga, alta política, nacional e internacional, sangre y demás ingredientes es lo que sobra en esta historia.

Estoy seguro de que más de un director ya estará ofreciendo la elemental iniciativa a las grandes productoras. La taquilla cuando se estrene está garantizada, porque el Chapo Guzmán es uno de esos personajes que repelen pero enganchan la curiosidad general. Un amigo dice cuando surge alguna desgracia que en la vida es importante que ocurran cosas – quizás él lo contempla como periodista necesitado de ganarse la crónica de cada día –, pero en el caso del Chapo hay que reconocer que le ocurren a calderadas. Y eso que, lo repito, su biografía negra no ha terminado; quizás no haya hecho más que empezar.

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