Contrasentido renovable

Especial XXIV Aniversario

Contrasentido renovable

José María González Moya, Director General Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA

El sector de las energías renovables en España afronta la mayor crisis de su historia, como consecuencia de los cambios regulatorios sufridos a lo largo de los últimos siete años. Éstos, por una parte, han reducido drásticamente incluso con carácter retroactivo las retribuciones fijadas en el BOE cuando los promotores pusieron en marcha sus proyectos, y, por otra, han llevado a que en 2014 apenas se instalaran en España 40 megavatios y que en lo que va de 2015 no se haya instalado ninguno. Baste decir que la media anual de instalaciones renovables en los años anteriores a los mencionados estaba entre los 2.000 y 2.500 megavatios. La actividad industrial del sector ha quedado relegada a atender los compromisos que algunas empresas de renovables españolas tienen en los mercados internacionales, en los que aún conservan una posición de liderazgo.

Mientras en España se han paralizado las renovables, en el resto de países se ponen en marcha ambiciosos planes para su desarrollo. El crecimiento de las tecnologías limpias en todo el mundo está basado en que las renovables comienzan a ser -en muchos casos lo son ya- la opción más rentable, segura y limpia para generar energía. Según el World Energy Outlook 2015 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las energías renovables alcanzaron ya casi la mitad de la nueva generación de potencia instalada en todo el mundo en 2014. Así, destacar que en Alemania se instalaron el pasado año un total de 5.279 megavatios de energía eólica y 1.898 megavatios de fotovoltaica. De esta última tecnología, Reino Unido y Francia instalaron 2.402 y 927 megavatios, respectivamente.

No se explica que nuestro país paralice en lugar de apostar decididamente por un sector en el que la propia Unión Europea tiene como principal objetivo mantener su posición de liderazgo mundial. Nuestro país no cumplirá los objetivos renovables comprometidos con Europa si no cambia radicalmente su política de renovables, como han denunciado la propia Comisión Europea y otros organismos internacionales. De hecho, tampoco cumpliremos nuestros propios objetivos indicativos de potencia instalada recogidos en el Plan de Energías Renovables 2011-2020. Así, en 2014 ninguna de las tecnologías renovables había alcanzado la potencia instalada prevista.

La contradicción entre la apuesta renovable que públicamente dice hacer el Gobierno y su propia planificación es evidente. Recientemente, el Ministerio de Industria ha lanzado una subasta para la instalación de 700 megavatios renovables, de ellos 500 megavatios de eólica y 200 megavatios de biomasa, cuyo plazo de instalación es de cuatro años. La subasta deja fuera otras tecnologías renovables, cuyo desarrollo sí está contemplado en la Panificación Energética de Industria. Una Planificación que prevé la instalación de 8.573 megavatios renovables hasta 2020, lo que significaría instalar más de 1.400 megavatios anuales ya desde 2015, año en el que no se va a instalar ni uno solo.

El contrasentido de paralizar las energías renovables es patente a la vista de los datos del sector que recoge el referido Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España, que edita la Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA. Su aportación en 2014 al PIB español fue de 7.387 millones de euros, lo que representa un 0,7% del mismo. El sector empleó a 70.570 personas el ejercicio pasado, 22.665 menos que el año anterior, mejoró nuestra balanza comercial con 2.316 millones de euros en exportaciones netas, realizó una contribución fiscal neta de 970 millones de euros e invirtió 216 millones en innovación. Además, las energías renovables abarataron el precio del mercado eléctrico en 7.105 millones de euros, 1.867 millones más de la retribución específica que recibieron, evitaron la importación de 20,6 millones de toneladas equivalentes de petróleo, con un ahorro económico asociado de 8.469 millones de euros, y la emisión a la atmósfera de 54,5 millones de toneladas equivalentes de petróleo. Todo ello, a pesar de que la reforma eléctrica llevada a cabo por el Ministerio de Industria ha supuesto en 2014 un recorte de 2.300 millones de euros sobre la retribución prevista, lo que ha convertido a las energías renovables en las grandes damnificadas de la misma.

*José María González Moya, Director General Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA

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