Nueva política para una nueva aritmética

Opinión

Nueva política para una nueva aritmética

Pere Macias, portavoz de CDC en el Congreso

Resulta una obviedad la tendencia de la mayoría de personas a aplaudir los escenarios sencillos. Son mucho más inteligibles y no requieren especiales esfuerzos para su interpretación. Resulta una obviedad la tendencia de la mayoría de personas a aplaudir los escenarios sencillos. Son mucho más inteligibles y no requieren especiales esfuerzos para su interpretación. Sin embargo, en ciertas ocasiones la complejidad es de tal magnitud que cualquier simplificación conduce al fracaso.

La situación política española constituye un buen ejemplo de ello. Cuando el bipartidismo reinaba sin apenas límite alguno, cualquier párvulo podía comprender que, o gobernaba un partido, o lo hace su adversario. No existía más alternativa que la mera alternancia. El resto de fuerzas eran poco menos que marginales. El súmmum de este escenario se produjo en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero. Entre PP y PSOE sumaban 325 de los 350 escaños. Hace 4 años, algo comenzó a cambiar cuando los partidos minoritarios duplicaron su representación, pasando de 25 a 50 asientos en el hemiciclo del Congreso.

En las próximas elecciones del mes de diciembre todo este mundo simple va a saltar por los aires, tal y como ya ha sucedido en la contienda municipal, con la aparición de nuevas y decisivas candidaturas. La representación política va a ser mucho más plural.

Una nueva aritmética va a ser el reflejo fiel de una sociedad que reclama profundos cambios. El tradicional equilibrio entre la Derecha y la Izquierda, matizada solamente por los partidos catalanes y vascos, saltará en mil pedazos ante el surgimiento de un nuevo eje, el que separa la nueva y la vieja política.

En las recientes elecciones catalanas ya hemos asistido a un entremés: fracaso de los partidos tradicionales, del PP relegado al penúltimo puesto y del PSC, que continúa su camino hacia la irrelevancia. Los ganadores representan nuevos esquemas cooperativos –Junts pel Sí– o fuerzas emergentes, Ciudadanos y CUP.

La agotada fórmula autoritaria del PP no parece hallarse en condiciones de revalidar la mayoría absoluta ni de interpretar las nuevas aritméticas. Igual que los dinosaurios, los partidos incapaces de cooperar, dialogar y construir consensos están condenados a la extinción. Incluso contando con más diputados que nadie, lo más probable es que deban resignarse con ocupar los tristes escaños de la oposición…

Son estos tiempos nuevos que ya no resisten viejos modos. Y mucho menos las pésimas formas basadas en el mensaje tan simple como lleno de estulticia de que «o nosotros o el caos». La sociedad requiere más «finezza» y sobretodo mejor calidad democrática. No me cabe la menor duda de que los dinosaurios políticos no tienen cabida en nuestro mundo.

* Pere Macias i Arau, portavoz de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) en el Congreso

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