Toros sin subvención

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Toros sin subvención

Carmena ha tomado una decisión acertada. Los toros son una tradición que nos divide a los españoles y no veo porqué hay que estar invirtiendo dinero de todos en fomentarla y perpetuarla. Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, ha tomado una decisión tan polémica como, en mi opinión, acertada al retirar la subvención municipal a la Escuela de Tauromaquia. Carmena va recibir críticas, ya lo sabemos, por eso quiero apresurarme a expresarle mi felicitación por si en algo puede compensar las protestas. Los toros son una tradición que nos divide a los españoles y no veo porqué hay que estar invirtiendo dinero de todos en fomentarla y perpetuarla.

No estoy de acuerdo con la prohibición de los toros, como ya han hecho en algunos lugares; yo he ido tres o cuatro veces a ver corridas y me he dado cuenta de que no me gustan: Mejor dicho, que me horrorizan, que me repele la sangre, que no hay razón para estar haciendo sufrir a un animal y que es absurdo que haya personas que se jueguen la vida para enriquecerse ellos y para que se diviertan a su costa los demás.

Pero de ahí a prohibirlos, no. Que cada cual conforme a sus ideas, sentimientos y gustos vaya a las corridas o se quede en casa, como yo hago. La libertad, lo primero. Pero que los toros, un espectáculo que además tanto degrada nuestra imagen por ahí afuera — aunque también haya extranjeros que los disfruten –, que la fiesta de los toros, repito, reciban subvenciones públicas, directas o indirectas, tampoco.

Al fin y al cabo los toros son un espectáculo comercial con que el que unos se divierten, otros se ganan la vida y otros se enriquecen. Bien, pero todo ello sea asumido por los que pagan por asistir y los que cobran por criar a los toros y por montar los espectáculos. Pero no con mi dinero ni el de otros que piensan como yo. No deja de ser tan paradójico como indignante que se estén recortando los presupuestos escolares y subvencionando un espectáculo tan poco ejemplar para los niños.

Manuela Carmena por fin ha tomado una decisión que todos debemos reconocer que es acertada. No impide ni mucho menos que los toros sigan, aunque hay que reconocer que cada vez más en decadencia, hasta que los aficionados quieran y que el dinero de todos se destine a fines colectivos más necesarios. ¿Por qué en vez de subvencionar una escuela de tauromaquia no se mejoran los comedores escolares en los barrios más degradados? ¿Por qué en vez de una escuela de tauromaquia no se mejora la calefacción en muchos centros escolares donde profesores y alumnos pasan frío?

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