La masiva movilización de la juventud del 21, 22 y 23 de octubre reivindica la necesidad de una huelga general de padres, profesores y estudiantes

Especial XXIII Aniversario

La masiva movilización de la juventud del 21, 22 y 23 de octubre reivindica la necesidad de una huelga general de padres, profesores y estudiantes

Ana García, secretaria general del Sindicato de Estudiantes

En los dos últimos años, el movimiento de la Marea Verde, ha llenado las calles contra las políticas clasistas del Partido Popular. En los dos últimos años, el movimiento de la Marea Verde, ha llenado las calles contra las políticas clasistas del Partido Popular. Políticas que pretenden acabar con el derecho a la educación para los hijos de los trabajadores y devolvernos décadas atrás, cuando sólo los ricos tenían garantizado el derecho a una educación de calidad. Esos son los objetivos de la contrarreforma franquista de la educación -LOMCE-, del despido de 32.000 profesores, de la subida de tasas a niveles impagables para la mayoría, del cierre de centros públicos, del decreto de becas y de todo el desmantelamiento de la educación pública que estamos padeciendo en este inicio de curso.

La movilización de toda la comunidad educativa y las 17 jornadas de huelga convocadas por el Sindicato de Estudiantes han logrado que el ministro Wert y su segunda en el Ministerio de Educación, Monserrat Gomendio, se hayan retratado como lo que realmente son: elementos profundamente reaccionarios, nostálgicos del franquismo que ansían acabar con nuestra educación para convertirla en un negocio con el que unos cuantos puedan lucrarse. Hemos logrado hacer de Wert el ministro peor valorado de la Historia. Pero no sólo eso. En todos estos meses la movilización se ha mostrado como la única forma de parar los ataques: hemos logrado retrasar un año la aplicación de la LOMCE librando a cientos de miles de jóvenes de sus terribles consecuencias; más aún, hemos logrado que las reválidas franquistas no se vayan a aplicar hasta el año 2017. La LOMCE es una ley que gracias a la movilización ha nacido muerta. Hasta la oposición en el Congreso, fruto de la enorme presión social, se ha comprometido a derogarla cuando se produzca un cambio de gobierno. También la reforma para la privatización de la Universidad, que Wert quería tener ya aprobada y funcionando, tampoco ha visto aún la luz.

Estas victorias reflejan que la movilización sí que sirve, pero los que estamos padeciendo las consecuencias dramáticas de los recortes no nos conformamos con retrasar los ataques. Queremos acabar con todas las medidas que nos arrebatan el derecho al estudio: que se derogue la LOMCE; recuperar todo el dinero – los 7.000 millones de euros- que han robado a la educación pública, los puestos de trabajo de nuestros profesores, que los 45.000 estudiantes expulsados de la Universidad por no tener dinero vuelvan a clase.

Para lograrlo, tal y como hemos aprendido de otras luchas que han terminado en victoria, la movilización tiene que continuar con más fuerza que nunca. Hemos demostrado que tenemos la fuerza para conseguirlo como vimos en las multitudinarias manifestaciones del 24 de octubre de 2013 y como hemos vuelto a ver en la reciente huelga del 21, 22 y 23 de octubre que ha vuelto a paralizar la educación y a llenar las calles de todo el Estado con cientos de miles de jóvenes, y también de profesores, padres y madres que nos han apoyado en las manifestaciones.

Hemos tenido ejemplos prácticos de que sí se puede doblegar al Partido Popular, que es un gobierno enormemente débil y sin apoyo social. La victoria de los barrenderos de Madrid que echaron atrás 1.100 despidos, la Marea Blanca que echó atrás la privatización de seis hospitales públicos, los vecinos de Gamonal que hicieron retroceder al PP en sus planes…. En este comienzo de curso hemos tenido aún más ejemplos: la dimisión de Gallardón y la retirada de la reaccionaria Ley del Aborto o la victoria de la Marea Verde en Baleares que logró la anulación del Decreto de Trilingüismo. Ese es el espejo en el que nos miramos. Si hemos podido echar a Gallardón ¿por qué no a Ana Mato o a Wert?

El único requisito para lograrlo es que la movilización continúe con la máxima contundencia. Ante el peor inicio de curso desde hace décadas y con una situación de alarma social por las heridas de muerte que el PP está asestando a la educación pública, no cabe otra respuesta que no sea la de responder con todas nuestras fuerzas. No es el momento de declaraciones retóricas ni de acciones simbólicas, es el momento de luchar de verdad. La Marea Verde ha vuelto a tomar la palabra este comienzo de curso como vimos en la gran manifestación que congregó a más de 70.000 personas en Madrid el 23 de octubre o con los cientos de miles de jóvenes que salieron a las calles de Bilbao, Barcelona, Madrid, Coruña, Málaga o Sevilla, entre muchas otras. Ha tomado la palabra para decir que está dispuesta a llegar hasta el final. Lo que está en juego no es ni más ni menos que el futuro de la juventud y por tanto su defensa merece el mayor de los esfuerzos. Por eso, desde el Sindicato de Estudiantes entendemos que es necesario continuar la movilización con la misma contundencia con la que somos atacados por el PP, con una huelga general educativa de 72 horas, desde infantil a la Universidad. Pero una huelga no como fin en sí mismo, sino como un medio para echar a Wert y obligarle a retroceder en todas sus medidas. Por eso llamamos a los sindicatos del profesorado – a CCOO, UGT y STEs- y a las organizaciones de padres – CEAPA- a que escuchen la voz de las decenas de miles de padres y profesores que sufren horrorizados las consecuencias de la política criminal del PP, a que no miren a otro lado y que sirvan al objetivo para el que éstas organizaciones fueron construidas: para defender los intereses de los trabajadores y defender la educación pública. Les emplazamos a que convoquen una huelga de 72 horas junto con el Sindicato de Estudiantes y que padres, profesores y estudiantes volvamos a paralizar la educación, dejando en evidencia que el PP y Wert están en minoría absoluta.

Los jóvenes que estamos siendo expulsados de la Universidad por no tener dinero, los que no encontramos trabajo, los que no tienen plazas públicas para estudiar FP o los que se tienen que ir fuera a buscarse la vida, no tenemos alternativa. No podemos quedarnos sentados y esperar a ver qué pasa dentro de unos meses o en las próximas elecciones. Sabemos que nadie va a regalarnos nada, igual que nadie nos regaló los derechos que ahora defendemos y por eso la movilización es completamente imprescindible en este momento. No hay excusas para no luchar ante un gobierno completamente podrido que se lleva por delante nuestro futuro.

*Ana García, secretaria general del Sindicato de Estudiantes

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