Cosas de chicos

Opinión

Cosas de chicos

Lo confieso, soy el autor del término “piji-borroka” y no me bajo una sílaba de ese calificativo. En Pozuelo de Alarcón, municipio con mayor renta per cápita de España, se ha producido la primera Intifada que tiene como origen un botellón. Si los chavales hubieran sido chicos de la periferia sureña todo el mundo habría dicho que era la acción de un grupo de vándalos radicales. Esta vez se trata de hijos de papá que a las cuatro de la madrugada decidieron que era muy divertido asaltar la comisaría de policía. El colmo del despropósito es que hablan de brutal respuesta policial cuando los agentes de Pozuelo eran minoría.

En este asunto ha fallado la previsión del Ayuntamiento que no tuvo en cuenta la que se podía liar; por otra parte podemos ver las consecuencias de un botellón consentido y legendario. Del ocio de los jóvenes no se ha ocupado nadie, nunca; un poco por desconocimiento y otro porque no ha existido voluntad política de solucionarlo. Y, ahora, es cuando los padres se pasman al ver en Internet las burradas que hacen sus hijos cuando salen los fines de semana.

Tampoco ha andado muy fino el juez cuando ha dejado en libertad a veinte detenidos. Su Señoría es incapaz de detener a los culpables y eso que se les ve en las grabaciones y se les escucha perfectamente. Una vez más sale rentable cometer el delito, mucho más que el trabajo que cuesta perseguirlo.

Se espera que se detenga a los verdaderos responsables para que paguen los gastos de una noche de juerga. Esos niños de papá ahora convertidos en niñatos de la “piji-borroka”.

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