Opinión

España y los cuernos

Por ahí afuera los cuernos no están tan estigmatizados como en España. Primero, en muchos lugares las infidelidades de pareja carecen del dramatismo y del chismorreo que aquí se les confiere. Y en segundo lugar, los cuernos son símbolos de otras cosas. Los vikingos, por ejemplo, los llevaban en sus gorros de navegadores, guerreros y conquistadores de nuevos mundos como representación de su osadía y los japoneses disfrutan como cosacos con un subvenir hecho con cuernos de carabao que se llevan a su país como recuerdo de sus visitas a Filipinas.

Pero aquí en España o se convierten en motivo de mofa o se magnifican, mayormente cuando se trata de cornamentas de toros bravos cuya fiereza pone en pie a los millares de personas que llenan las plazas. Para muchos son un atractivo fundamentado en la admiración que causa la embestida del animal y la valentía del matador que la aguanta a pie firme protegido sólo por un trapo de colores. Hay en los gustos de muchos de los nuestros algo cruel, morboso y difícil de explicar que sólo mentarlo enoja a los aficionados, de suyo poco receptivos a las críticas.

Ahora, además, los cuernos de los toros se exhiben mucho por ahí como símbolo de eso que ha dado en llamarse marca España, expresión horrible si las hay, y representación deplorable si se busca entre las más dignas de ser recluidas en el baúl de los recuerdos. ¿Acaso no se puede desligar ya, de una puta vez, la palabra España de la imagen primitiva, cruel y para muchos insoportable, de los toros, y de sus cuernos con proclividad asesina? ¡Qué manía, tú, colocarnos lo peor de nuestra imagen internacional hasta en la bandera!

Hombre, yo creo que si se quiere potenciar todo lo que sea España y español, lo cual está bien, lo primero que habría que hacer es dejar a un lado lo que molesta y repele una buena parte de los españoles, como los toros, y a cambio darle a la iniciativa un sentido de modernidad y justamente todo lo contrario de lo que los toros – con mi respeto ya que no afinidad a sus seguidores – representan. Con exhibiciones de cuernos y jarras de sangría entre vestidos de faralaes muchos españoles no sentimos orgullo de serlo, y muchos extranjeros no van a animarse a comprar nuestros avances tecnológicos, me temo.

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