Felices por prescripción

Opinión

Felices por prescripción

Ignoro a qué atribuirlo, quizás porque por aquí se comen más perdices que por ahí arriba, pero lo cierto es que los españoles, somos los europeos más felices de todos los europeos. Bueno, empatados con los italianos, que siempre han sido bastante viva la Virgen y además, no hay que olvidarlo, tienen a Berlusconi como primer consumidor continental de Viagra. Lo refleja una encuesta hecha, o mandada hacer eso no lo sé, por el Instituto Coca-Cola. En nuestro país, a pesar de todos los pesares, Zapatero y Rajoy incluidos, el 60 por ciento del personal, ¡mucho, tú!, se confiesa feliz o muy feliz. En el resto de Europa, la cosa se queda en el 54 por ciento de media. Claro que como contrapartida, el 18 por ciento de los nuestros confiesa que en estos momentos no son felices y casi todos ellos lo atribuyen a la crisis económica que a muchos, si no a todos, les tiene sin trabajo. Comprensible. La encuesta entra en algunos pormenores y uno de ellos refleja que para el 54 por ciento de nuestros compatriotas, lo más importante para ser felices es el amor. ¡Oh, el amor! Más que el dinero, que sí reconocen que es un motivo de preocupación aunque menos, y la salud. Antes la salud era el principal obstáculo para ser feliz por estas comunidades autónomas, pero ahora eso sólo lo manifiesta uno de cada tres ciudadanos. El dinero, pues sí, claro; hay que pagar la hipoteca, lo cual se vuelve un incordio cada final de mes, pero no es lo más importante. La felicidad es esencial porque puede ayudar a mantener bien la salud, aunque en este sentido los franceses lo tienen aún más claro que los españoles. Por cierto que sobre este particular, Carmelo Vázquez, catedrático de Psicología de la Complutense, estima que la felicidad tiene muchas ventajas para el buen estado físico hasta el extremo que puede llegar a alargar la vida de quienes la disfrutan hasta siete años. Nada menos. Así que, ya lo saben: hagan, hagamos, el puñetero favor de ser felices, coño.

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