Llevo unos cuantos días observando todo este tema del 'Precipicio Fiscal'. El antes, el durante y el después. No es que yo me haya enterado demasiado, y si no llega a ser por la gente de Politico, Bloomberg y otros medios del estilo, igual las seguía viendo venir. Pero el caso es que me he sentido estafado. Se anunciaba el fin del mundo -por parte de los mayas y por parte de Washington- y aquí no ha pasado nada.
Lo único que se ha registrado ha sido: bajadas moderadas en bolsas y precios de materias primas -salvo en el oro, claro- durante la previa y subidas fascinantes tras llegarse a un acuerdo, con el plazo ya vencido, esta pasada madrugada. En conclusión: que todos estos temas en realidad importan a quien importan; Wall Street, la City, etcétera. Especuladores a fin de cuentas.
Mi jefe ha dicho que claro, que qué demonios esperaba. No obstante ha matizado que si no llega a existir un acuerdo, sí se hubiesen registrado problemas a medio plazo. Entendiendo problemas por consecuencias graves que alcanzan la calle. Algo que nadie en su sano juicio esperaba que sucediese. Primero, por Barack Obama. Y segundo, porque los republicanos están pensándose qué quieren ser de mayores, y no están para ofrecer grandes resistencias.
