Ha ido el pope de la Iglesia Ortodoxa griega a decirle a sus paisanos que bueno, que si lo están pasando muy mal, pues que en última instancia él les presta parte -"la parte que nos queda" o algo así- de sus terruños para que los cultiven y se alimenten de ellos, y de paso alimenten al vecino si pueden. Estas cosas que hace a veces la caridad cristiana y tal.
Preguntado mi jefe por las intenciones del religioso, éste ha contestado que hombre, que nunca está de más tener este tipo de gestos, pero que dada la corrupción y el enorme poder e influencia (social, cultural y económica) que ha rodeado a la Iglesia Ortodoxa en las últimas décadas, pues que tampoco estaría de más ir algo más allá y sustituir la caridad por la solidaridad. Esto es, que en vez de soltar cuatro parcelitas pues que comiencen a pagar los impuestos que proceden y a asumir sus responsabilidades como institución griega de máxima importancia.
Porque si la Iglesia Ortodoxa de Grecia es lo que es hoy por hoy ello se debe, fundamentalmente, a que suponen la frontera cultural y social frente al turco, que en su día era turco otomano y se paseaba por tierra conquistada cada vez que pisaba el Ática. Vamos, que si el griego de a pie ha dejado a la Iglesia hacer y deshacer es porque la considera fiel representante de sus orígenes y de su destino. Y como tal, debiera actuar, el pope y todos sus colegas, con algo de consecuencia.
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Sustituir la caridad por la solidaridad
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