Uno tiene la impresión de llevar hablando de especuladores financieros toda la vida. Comencé a escuchar cosas sobre ellos unas semanas antes de montar el belén en las Navidades del 2008, esto es dos meses después de la quiebra de Lehman Brothers, y cuatro años después me sigo acostando y despertando, casi cada noche, con ellos ocupando buena parte de la mente. Qué harán. Qué no harán. Esta clase de cosas.
Para no perder las buenas costumbres le he preguntado a mi jefe por sus últimos movimientos. O lo que uno intuye que son sus últimos movimientos, claro. Y es que ya es casualidad que en el plazo de unos días tanto HSBC como Morgan Stanley y Merrill Lynch hayan presentado informes anunciando que el rescate español llegará -tiene que llegar, dicen- después de tomar el roscón de Reyes.
¿Por qué? Uno puede elucubrar mucho y sobre muchas cosas, pero no son pocos los que señalan que quitarse de en medio a España supone el acceso a Francia. Con España rescatada, una Italia ‘berlusconiana’ y Grecia manteniendo la incertidumbre sobre la moneda única, los franceses pueden echarse a temblar: son los siguientes.
No obstante mi jefe ha matizado un poco la película y ha comentado que los operadores a corto van donde no queda casi liquidez y la solvencia lleva tiempo registrando temperaturas bajo cero. No es el caso de Francia, y por eso, haya rescate o no haya rescate en España, aún no le han lanzado el guante a François Hollande. Mejor para todos, supongo.
